Por qué las criptodivisas oficiales anuncian la muerte del Bitcoin

«Todo gran cambio tecnológico suele generar desconfianza y reticencias iniciales en los potenciales beneficiarios del mismo, y claro, en los competidores que pueden ver afectados sus intereses. Las criptomonedas y la tecnología financiera que las respalda, la cadena de bloques o blockchain, son de esos avances», afirmaba recientemente el especialista en criptodivisas Guillermo Barba.

Antilavadodedinero / Blogscapital

Proseguía: En este sentido, el bitcoin quedará grabado como un hito en la historia monetaria que permitió que por primera vez, el dinero digital fuera descentralizado y de oferta limitada.

Su impacto ha sido tan grande que los bancos centrales más importantes del orbe – como la Reserva Federal estadounidense, el de Inglaterra, el Europeo, el de Japón y el Popular de China, entre otros-, han iniciado ya cada uno sus propios proyectos para desarrollar sus “cripto” dólares, libras, euros, yenes, yuanes, etc. Que no quede ninguna duda: es cuestión de tiempo para que las criptomonedas oficiales -conocidas como “Central bank digital currencies” (CBDC)-, sean una realidad.

La mala noticia es para las mal llamadas “stablecoins” (tokens supuestamente ligados y/o respaldados 1 a 1 por divisas), que con la llegada de las criptomonedas oficiales ya no tienen razón de ser. Dicho sea de paso qué bueno que así sea, pues la mala administración de algunas de ellas al final podría desvelarlas como auténticos fraudes. Manténgase fuera de ellas.

Como sea, lo cierto es que las autoridades monetarias que van más avanzadas están convencidas de que una criptomoneda oficial vendría a reforzar el papel de los bancos centrales y sería un complemento, más que un sustituto, del efectivo y los depósitos en cuentas.

Visto así, la ironía es que los bancos centrales se estarían valiendo del propio invento de la cadena de bloques para defenderse del “ataque descentralizador” del bitcoin. A propósito, es también bastante probable que con toda hipocresía le devuelvan el favor de su invento aumentando las restricciones a su uso, impuestos a sus ganancias, creando nuevas regulaciones, etc. Los gobiernos siendo gobiernos.

Es justo aquí donde debemos poner nuestra atención: contrario a lo que muchos piensan dentro de la propia comunidad “cripto”, el bitcoin necesita una regulación general clara que le dé a los usuarios certeza jurídica en sus operaciones y confianza en que el gobierno no los perseguirá como si fueran delincuentes por ejercer su derecho a usar lo que quieran como dinero.

Hasta la fecha, pocos son los países que han prohibido de plano el uso de criptomonedas. Esto es un error que también más tarde van a corregir. Pero por otro lado, sigue haciendo falta una abierta legalización de las operaciones con “criptos” que incluyan el conocimiento claro de las reglas, límites de uso y tasas impositivas que les van a aplicar.

Mientras esto no suceda el uso del bitcoin seguirá avanzando pero a un ritmo mucho más lento del que podría alcanzar.

Por lo anterior, los defensores de la libertad individual, de la propiedad privada y de la celebración de contratos libres entre particulares, debemos enfocar nuestros esfuerzos en exigir que a la par de que las autoridades avancen en sus proyectos de criptomonedas oficiales, permitan con absoluta claridad a los ciudadanos utilizar la que mejor les parezca en su vida cotidiana.

Y es que así como es inevitable la llegada de las CBDC, también lo es -quieran o no- el avance de los activos privados, libres y descentralizados que empoderan al individuo, como el oro y el bitcoin, que se seguirán consolidando como auténticos refugios de valor (y altos precios) en un mar de inflación y creación ilimitada de dinero oficial.

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