Presidente de Haití se habría salvado de un ataque armado 17 días antes de morir

En la operación para asesinar al presidente de Haití, Jovenel Moïse, se habrían invertido 865.376 dólares por las empresas CTU Security y Worldwide Capital, con sede en Estados Unidos.

Antilavadodedinero / El Tiempo.

El dinero se recuperaría el día de la ejecución de la operación –7 de julio–, cuando el comando encargado de la operación sacara de la habitación de Moïse 45 millones de dólares que tenía en efectivo.

En la operación para matar al presidente de Haití, Jovenel Moïse, se habrían invertido 865.376 dólares por las empresas CTU Security y Worldwide Capital, con sede en Estados Unidos.

El dinero se recuperaría el día de la ejecución de la operación –7 de julio–, cuando el comando encargado de la operación sacara de la habitación de Moïse 45 millones de dólares que tenía en efectivo.

Las empresas CTU Security y Worldwide Capital fueron las encargadas de reclutar al grupo de militares en retiro para supuestamente prestar seguridad a un grupo de dignatarios en Haití.

El dato del dinero invertido, los más de 800.000 dólares, es una de las conclusiones del informe preliminar que maneja la Policía de Haití sobre el magnicidio de Moïse y que es el resultado del trabajo investigativo liderado por la Organización Internacional de Policía Criminal, Interpol, que desde Colombia ha intercambiado 721 mensajes con entidades nacionales y agencias policiales de Haití, Panamá, Ecuador, República Dominicana y Estados Unidos.

Otra información importante que tiene el informe más reciente de la investigación conocida por EL TIEMPO es que las autoridades de Haití establecieron que para el 20 de junio se había planeado supuestamente capturar al presidente en el aeropuerto de Puerto Príncipe.

Sin embargo, un cambio de última hora en su agenda de viaje frustró esa operación y la postergó para el 7 de julio, cuando finalmente se registró el magnicidio.

En este proceso de investigación han participado activamente agencias de Estados Unidos, como el FBI, que realizó allanamientos en las sedes de las empresas de seguridad mencionadas, con sede en Miami.

En ese intercambio de información se han procesado 17.320 datos, se han verificado 3.221 abonados telefónicos, 932 imágenes, 77 horas de video y 123 horas de audio.

A esto se suma que se han realizado 36 entrevistas y 71 movimientos migratorios que han permitido lanzar una serie de hipótesis sobre lo que las autoridades de Haití califican como un golpe de Estado fallido.

Lo que dice la Policía de Haití Y supuestamente millones de dólares que los comandos que ejecutaron la acción habrían sacado del lugar

EL TIEMPO tuvo acceso al informe base –120 páginas– que tiene en Puerto Príncipe la Policía de Haití y que servirá para argumentar el papel de cada uno de los capturados –entre ellos 18 colombianos en el magnicidio– y de las personas que se encuentran prófugas.

La Policía de Haití busca desenmarañar el entramado que enreda a autoridades de la isla y políticos, y que fue ejecutado por un grupo de militares en retiro colombianos.

Dentro de los cabos sueltos está la incineración de tres de las seis camionetas usadas en el ataque la madrugada del 7 de julio, supuestamente a manos de la turba enfurecida.

“En esas camionetas se perdió evidencia trascendental, como pruebas dactiloscópicas, el video –DVR– del circuito cerrado que fue desactivado y extraído por uno de los comandos y supuestamente millones de dólares que los comandos que ejecutaron la acción habrían sacado del lugar”, se lee en un aparte del documento.

Precisamente una de las hipótesis que lanzaron las autoridades dentro del proceso investigativo es si el grupo de colombianos sabía que el objetivo era matar al presidente Jovenel Moïse.

De acuerdo con los testimonios recaudados, “se puede señalar que los indiciados presuntamente sabían que iban a matar al presidente”, se lee en el documento y refieren que un día antes del ataque –6 de julio– “el capitán en retiro Germán Alejandro Rivera García (de nacionalidad colombiana) le informó al grupo que la nueva orden era asesinar a todas las personas que se encontraran en la casa”.

Rivera había sido designado como el jefe de la operación por James Solages, gerente de CTU Security, quien le subió al rango de coronel y le dio como seudónimo de operación el nombre de ‘Mike’. De hecho, en la investigación los documentos se refieren a las órdenes impartidas por el coronel Mike.

El coronel Mike también le informó al grupo de comandos que por disposición de los “jefes” se había decidido que tras la muerte de Moïse ya no sería Christian Emmanuel Sanon (capturado) el presidente, ni John Joel Joseph (prófugo), conocido como ‘J3’, el vicepresidente, porque la dirección del país la asumiría la exjueza Wendelle Coq Thélot, a quien denominan ‘Diamante’.

Señalan en el documento que de inmediato el grupo de comandos colombianos se negaron enfáticamente y expresaron su inconformidad al puntualizar que habían viajado a “Haití a cuidar personalidades de la vida nacional y no a matar a nadie”.

¿Recibirían 18 millones de dólares?

Joseph Felix Badio, prófugo de la justicia, sería el hombre que se encargó de la logística del ataque esa noche –entrega de armas, chalecos antibalas, vehículos e información preferente–; entre ella que en el cuarto del presidente se encontraban dos maletas negras y dos cajas con 45 millones de dólares, “de los cuales 18 millones de dólares serían el pago que recibirían por ejecutar la acción”, se subraya en el documento.

Ese sería el argumento, el pago de 18 millones de dólares, que habría convencido al grupo de militares en retiro para ejecutar la toma de la casa de Moïse, pero sobre la advertencia de que “solo le darían muerte al presidente, a nadie más”.

De acuerdo a la investigación, sobre la 1 de la mañana del 7 de julio llegó a la casa del presidente el grupo de militares en retiro, que para lanzar la operación se habrían organizado en cuatro grupos, distribuidos en 6 camionetas.


En cada camioneta iban acompañados de tres o cuatro policías haitianos, en la principal irían el sargento Duberney Capador y Badio. “Sometieron al personal de los dos puestos de control de ingreso a la casa presidencial, en cada puesto había cuatro uniformados y los montaron en la parte trasera de las camionetas”, se lee en el documento.

Para las agencias es claro que hubo complicidad de la Policía que prestaba seguridad de forma interna en la casa porque “la puerta principal estaba abierta”.

Se estableció que un grupo, denominado Delta y compuesto por seis hombres, entre ellos Mauricio Javier Romero Medina (muerto) y Duberney Capador Giraldo (muerto), fue designado para llegar a la habitación del presidente.

“Ellos tendrían la misión de asesinar al presidente y buscar los dólares”, se lee en el documento. EL TIEMPO se abstiene de publicar los nombres de otras cuatro personas señaladas de ingresar en el cuarto de la víctima, para no entorpecer la investigación.

Los investigadores de Haití establecieron que en el primer piso quedó el resto de comandos al mando del coronel Mike (el capitán Rivera), quien se comunicaba constantemente con Capador por radioteléfono.

“Por eso la esposa del presidente Moïse en su testimonio dijo que quienes hablaban lo hacían en español”, resalta el documento.

Otro aspecto que llamó la atención de los investigadores es que los comandos sí encontraron dinero en efectivo en la habitación del presidente, y los hombres en el cuarto “sacaron las cajas, tulas y maletas al corredor para que el grupo que estaba en el primer piso ayudara a bajar el dinero y acomodar en las camionetas”, destaca el informe.

De hecho, a muchos en el momento de su captura se les incautaron fajos de billetes, en denominación de 100 dólares. 

En el documento se confirma que uno de los comandos que estuvieron en el segundo piso le tomó la foto muerto al presidente y que no lo torturaron ni se habría realizado algún tipo de ritual con su cuerpo.

¿Los traicionaron?

Los exmilitares colombianos abandonaron el sitio en el que se encontraban antes de la operación, subieron a las camionetas y rodearon el objetivo, como lo dictan las tácticas militares.

“Estaban tranquilos, hasta seguros de que serían protegidos por las autoridades de Haití, porque así se los habían afirmado. Por eso no huyeron de la isla”, se lee en el informe.

De hecho, las autoridades de Haití lograron establecer que tres días antes del magnicidio hubo una reunión en ‘Casa Verde’, como se conoce la casa de Wendelle (prófuga), a la que asistieron Rodolphe Jaar (prófugo), Jhon Joel Joseph, Joseph Felix Badio (prófugo), James Solages (capturado), entre otros, y donde se habría tomado la decisión de que fuera la exjueza la que asumiera la presidencia.


Por eso les indicaron que pasadas 72 horas de la muerte de Moïse asumiría  la presidencia la exjueza Wendelle Coq Thélot, ‘Diamante’, y que por eso deberían desplazarse de inmediato al Palacio para prestarle protección.

Con lo que no contaban los comandos fue con la reacción de la Policía, que les bloqueó la salida. El único que logró huir fue Mario Palacios Palacios, que tomó otra vía.

En este proceso, los comandos llegan a la embajada de Taiwán. Allí, el coronel Mike les asegura que estarán protegidos, situación que no es cierta y son capturados.

Para ese momento, Capador y Romero ya habían muerto por la acción de granadas que había lanzado la policía en su reacción.

Se ratifica en el documento que son 26 los haitianos involucrados en el magnicidio, de ellos seis continúan prófugos, incluida ‘Diamante’. Y 22 colombianos, 18 capturados, tres muertos y uno prófugo.

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