El fentanilo podría remplazar en el futuro a la cocaína a nivel global por unos costos de fabricación más bajos, facilidades logísticas para su producción y una mayor demanda, pero por ahora esa droga se mantiene como el principal negocio del narcotráfico en Colombia, dijo un alto oficial de la policía.
El aumento del consumo de la droga sintética en Estados Unidos generó expectativas, incluso del presidente Gustavo Petro, de una reducción de la producción de cocaína en el país sudamericano de 50 millones de habitantes.
Colombia es considerado como el primer productor mundial de cocaína, un negocio ilegal que financia a grupos guerrilleros izquierdistas y a bandas criminales que se enfrentan entre sí y con las Fuerzas Armadas en un conflicto de seis décadas que ha dejado más de 450.000 muertos.
«Estamos muy comprometidos con la tarea que estamos haciendo respecto al tema de la interdicción, la afectación a la producción, porque ciertamente se sigue presentando el sistema de drogas ilícitas como una especie de renta criminal atractiva», dijo en una reciente entrevista con Reuters el general Nicolás Zapata, subdirector de la Policía Nacional.
«Decir que el narcotráfico ha terminado en Colombia es una mentira», sostuvo el oficial que hasta octubre se desempeñó como jefe de la Dirección Antinarcóticos. «Hoy sigue siendo la cocaína la droga que por privilegio se incauta en Colombia».
Petro dijo recientemente que el incremento del consumo del fentanilo en Estados Unidos y su expansión a otras zonas como Europa, podría desestimular la producción de cocaína y abrir una ventana de oportunidad para la paz ante la salida del negocio de los grupos armados implicados en esa actividad.
Sin embargo, los cultivos de hoja de coca en Colombia alcanzaron en el 2022 un récord de 230.000 hectáreas, un 13% más que el año previo, mientras que la producción potencial de cocaína subió un 24% a 1.738 toneladas métricas anuales, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
También está demostrado un reacomodamiento del negocio con el aumento de los cultivos, dijo Zapata, con producción en regiones estratégicas y la apertura de nuevas rutas del tráfico de cocaína.
El mayor incremento de los cultivos de hoja de coca se registró en el 2022 en el departamento del Putumayo, en la selva de la frontera con Ecuador, donde crecieron un 70% a 48.034 hectáreas, en comparación con el año previo, para convertirla en uno de los principales enclaves de producción.
Fuentes de seguridad sostienen que Ecuador se convirtió en una de las más importantes plataformas de exportación de la cocaína producida en Colombia.
El nuevo presidente de Ecuador, Daniel Noboa, quien se posesionará este mes, prometió enfrentar el aumento de la criminalidad en su país, donde la violencia atribuida a los grupos narcotraficantes se incrementó abruptamente durante los últimos años.
Como parte de su lucha contra las drogas, Colombia busca erradicar al cierre de este año 20.000 hectáreas de hoja de coca y confiscar una cifra récord de 834 toneladas de cocaína.
«El narcotráfico como tal está cambiando y es cierto. Está cambiando porque las dinámicas son diferentes, sobre todo con el ingreso de drogas sintéticas. Pero nosotros no hemos declinado la tarea, nosotros hemos siempre tenido claro qué es lo que tenemos que hacer», concluyó Zapata. (Reporte de Luis Jaime Acosta, edtado por Nelson Bocanegra)