Pymes argentinas pierden millones al año por el avance del ciberdelito

El ataque cibernético a la red Farmalink, que puso de cabeza a las farmacias argentinas y sus clientes desde el jueves pasado, pone en primera plana un problema que ha ganado relevancia en el último tiempo: el de los peligros asociados a la seguridad informática, o mejor dicho a sus fallas. Los daños globales asociados a los ciberdelitos llegarán a los US$ 30.000 millones este año.

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En Argentina, empresas del sector público y privado aparecen como más expuestas y las Pymes resultan las más vulnerables. El especialista en ciberseguridad Gabriel Zurdo afirmó: «Vimos una disparada desde la pandemia de casos en las industrias de farma, laboratorios, entidades médicas y educación que casualmente fueron aquellos que se subieron a la conectividad total». Al mismo tiempo, agregó: «Nosotros creemos que este es el año de la consolidación del ciberdelito como industria«.

Zurdo, CEO de la firma BTR Consulting, especializada en riesgo tecnológico, muestra números que lo respaldan y que exponen a los ciberdelincuentes no como «lobos solitarios» o «hackers aislados» sino como miembros de una industria altamente organizada que ya mueve entre US$ 10.000 y US$ 12.000 millones al año.

El gran problema a la hora de hacer una radiografía de este fenómeno es que la mayoría de los casos no se denuncia: «Muchas compañías terminan no reconociendo lo que les pasa y eso no genera que capacidad de aprendizaje», explicó Zurdo.

Los ataques organizados más comunes los de ransonware, que implican un software malicioso, que generalmente llega por correo electrónico, se mete a los sistemas de una organización, los bloquea y encripta y pide a cambio de los datos «un rescate».

«De este tipo de casos, en Argentina el año pasado registramos solo 100. Creemos que hay muchísimos más. Obviamente, es difícil que una compañía, un auditor interno o algún integrante del top management digan ‘me secuestraron y no pude resistir el ataque’ «, dijo Zurdo.

Constantemente hay intentos por vulnerar las puertas de entrada a los sistemas, ya sea para robar dinero, bloquear los sistemas y pedir un rescate o robar los datos de esa organización. «Hoy la información es materia prima, se revende en el mercado. Y después está el tema del lucro cesante, que tiene una afectación reputacional de la que mayoría de las organizaciones escapa», dijo Zurdo.

Se calcula que en el mundo cada semana se roban un millón de contraseñas. Aunque las empresas inviertan en prevenir este tipo de incidentes, la probabilidad de quedar indemne es baja. «De todo este universo de delitos, los asociados al ransonware son la punta de lanza, los más visibles», afirmó. Por minuto se dan seis ataques de este tipo.

«En todos los incidentes serios, el factor clave fue el humano«, explicó Zurdo. En la mitad de los casos de ransonware registrados el año pasado, la puerta de entrada fue posible a partir de un robo de credenciales. A través de técnicas de phishing, los atacantes lograron engañar a un miembro de la organización para que dé datos claves. 

La tendencia es exponencial: actualmente en el mundo hay 30 mil millones de dispositivos conectados a internet, entre computadoras, celulares, cámaras de seguridad y electrodomésticos. En 2033 ese número habrá subido hasta los 200.000 millones. Se pueden hackear desde marcapasos hasta baby calls y sistemas de alarmas de hogares y empresas, aunque el 60% de los ciberdelitos en la actualidad se hacen mediante un smartphone.

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