Esta alternativa surge en un país signado por la violencia que ocupa dos récords lamentables: el mayor productor de cocaína y cultivador de coca en el mundo.
AntilavadoDeDinero / actualidad.rt.com
Tras años de fracasos y de sangre derramada en la «guerra contra las drogas» en Colombia, un par de senadores han dado una vuelta al tablero y han hecho una propuesta revolucionaria y controversial: que el Estado le quite el monopolio de la cocaína al narcotráfico.
A finales de agosto, se rompió el silencio de décadas sobre el tema del consumo de drogas en Colombia cuando los senadores Iván Marulanda (Partido Alianza Verde) y Feliciano Valencia (Movimiento Alternativo Indígena y Social), apoyados por otros 21 congresistas, introdujeron en el Congreso el proyecto de Ley para establecer el marco regulatorio de la hoja de coca y sus derivados.
Esta alternativa, que plantea que el Estado regule el cultivo, la producción y la comercialización de la coca y sus derivados, surge en un país signado por la violencia que ocupa dos récords lamentables que se han sostenido a través de los años: el mayor productor de cocaína y cultivador de coca en el mundo.
Para conocer a profundidad la propuesta que plantea dar un vuelco a las políticas internacionales sobre el control de las sustancias psicoactivas, RT ha entrevistado al también ambientalista y economista Iván Marulanda.
EE.UU. ha calificado de «fracaso» la política antidrogas de Colombia. ¿Cree que su proyecto es una oportunidad de plantear una alternativa?
Marulanda: Podemos encontrar un balance desolador dado que Colombia exporta 90 % de la cocaína que se consume; tenemos más de 200.000 hectáreas sembradas de hoja de coca y la historia de estas cuatro décadas es de sangre, de pérdida de vidas, de destrucción de las instituciones, de corrupción de la política y de la economía. Es un desastre.
Este proyecto de ley es un nuevo camino después de tantos años de fracaso de la política internacional, del fracaso de unos convenios internacionales suscritos en el marco de las Naciones Unidas, que son la matriz de toda esta política.
El problema es que Colombia terminó siendo productor y proveedor de sustancias psicoactivas, fundamentalmente de la cocaína, pero todo esto es el encuadramiento que resulta de una política internacional de penalización, de criminalización de estas sustancias, que es lo que comúnmente se llama ‘Guerra contra las drogas’.
Colombia está perdiendo la soberanía en los territorios en manos de organizaciones criminales, algunas de ellas inclusive internacionales. Son patrullados por ejércitos de sicarios que imponen la ley del gatillo y de la selva. Con base en el terror y la violencia, subyugan y esclavizan a las poblaciones. Allí no ejerce dominio el Estado.
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