Javier Cruz, director de la UAF, asegura que tanto empresas, bancos, el aparato público y el chileno de a pie, deben estar conscientes que el tráfico de drogas y el lavado de activos son una dupla peligrosa para el orden económico y la sociedad en su conjunto. Lo peor que puede ocurrir, dice, es que ambos fenómenos se normalicen como parte del paisaje.
Antilavadodedinero / UAF
Eso podría, agrega, el ingreso de plata ilegal al sistema financiero formal y corromper al Estado y las entidades del sistema productivo. Advierte que la pandemia y la crisis económica abre un caldo de cultivo a las organizaciones criminales para infiltrar el dinero sucio con “inversionistas ángeles”.
Asegura que la diversificación del blanqueo y los “miles y miles” de organizaciones sin fines de lucro que no son fiscalizadas crean espacios de opacidad y que la colaboración para detectar las alertas es fundamental.
¿Chile es un país llamativo para lavar dinero?
Tiene algunos aspectos positivos desde el punto de vista de la economía. Es un país abierto con grandes posibilidades de inversión, lo cual es bueno, pero hay que entender que los delincuentes y lavadores de dinero piensan con una lógica muy similar a los inversionistas legítimos. Buscan entonces países que tengan buena reputación y la marca país en este sentido es muy relevante. En suma, todo lo bueno del país, también es bueno para ellos. De alguna manera las economías abiertas y diversificadas como la chilena pueden ser aprovechadas por los capitales ilícitos.
¿Existe hoy una separación entre el narco que compra y vende la droga con el que definitivamente lava esos activos obtenidos del tráfico?
De las sentencias que tenemos, todavía existe como regla general, una causalidad entre ambos casos. Lo que predomina a nivel de verdad judicial es precisamente que la persona que comete el delito base, en este caso el narcotráfico, sea también sea quien monta la estructura para lavar el dinero. Ahora bien, que eso vaya a seguir siendo la norma, evidentemente nadie podría dar por hecho que continúe así. En la medida de que exista una mayor sofisticación o disponibilidad de fondos para ello, hay una posibilidad cierta de que aparezcan personas solo dedicadas a lavar el dinero. Eso ha pasado en todas partes del mundo así que no tendría por qué no pasar en Chile.
En este sentido estamos muy alertas de que no solo se investigue al tráfico de drogas, sino que a través de la investigación financiera nueva estructura que nos aparezca permanentemente como una coadyuva a esa acción. Se ha dado en países mucho más avanzados que el nuestro. Es una alerta que debemos tener siempre a mano, en la medida en que esto se vaya sofisticando y vayan apareciendo por así decirlo nuevos servicios que el narco pueda solventar para no tomar un riesgo más.
Está el narco y todas sus características, pero el contrabando, en particular en la frontera norte, las policías aseguran que ha aumentado.¿Cómo están enfrentando este nuevo fenómeno?
El contrabando es un delito base de la ley desde 2015. Desde ese momento comenzamos un trabajo muy fuerte con el Ministerio Público, en recopilar información de nivel nacional y comparar casos que habían existido desde distintas facetas. De ahí generamos líneas de investigación para buscar indicios y enviarlos a la fiscalía.
¿Pero aumentó?
Desde 2015 tenemos al menos 6 o 7 casos de contrabando con lavado de activos asociado y desde un punto de vista de la tipología es de cuidado. Ocurre que si las personas involucradas tienen antecedentes por la Ley de Drogas y comienzan a dedicarse a otros rubros, el contrabando de cigarrillos. Para nosotros es una gran luz de alerta, porque indica que estamos en presencia de grupos que se diversifican.
Amplían el giro.
Exactamente. Debemos estar atentos a esas pequeñas luces de advertencia, porque es donde debemos atacar. No podemos permitir que se logre una mayor sofisticación en los rubros. Esto es esencial. Parte de la investigación financiera es buscar la forma de romper esa conexión que les permita esta diversificación. De hecho la pena por el delito de contrabando tiene una pena mucho más baja que el tráfico de drogas y en el último tiempo hemos visto cómo ha tenido un aumento importante el contrabando de cigarrillos.
¿Han aumentado los reportes de operaciones sospechosas en este sentido?
Sí, lo hemos notado. Y desde 2015 los sujetos obligados a informar tienen que estar alertas a las señales que les entregamos. Tal vez el primer acto reflejo es que si bien antes no nos fijábamos en esta tipología, hoy sí debemos hacerlo. Y esto porque algún reporte puede terminar en un informe de inteligencia financiera con indicios de movimientos de dinero que pudieran provenir del contrabando. Es decir, si en 2015 era una amenaza potencial, ahora es una amenaza real y un tema central.
¿En materia de lavado de activos podemos decir que hay crimen organizado o son solo bandas menores que no alcanzan a esa definición?
Si nos vamos a la literatura no es muy difícil tener crimen organizado, porque es un concepto bastante básico. Y precisamente uno de los elementos centrales del crimen organizado es, en lo posible, lograr un estadio en el cual pueda pasar lo más desapercibido posible en su accionar. Entonces cuando entra a dinámicas de violencia desatada, muta haciéndolo enfrentarse al Estado de manera directa. Como lo que ocurrió en México. Pero el crimen organizado siempre ha intentado mantener un muy bajo perfil.
¿Cuál es el caso de manual?
La organización delictiva más grande del mundo es la ‘Ndrangheta o mafia calabresa. De ella es de la que menos se sabe, porque no usa la violencia de manera innecesaria, hablando comparativamente a la Camorra o la Cosa Nostra. Entonces, hablar de si existe o no crimen organizado, para nosotros es por cierto importante, pero más relevante es conocer el nivel de sofisticación que están logrando.
¿El tamaño de la organización no es relevante?
Puedes tener una organización no muy grande, de pocas personas, pero altamente eficiente para efectos del lavado. Hoy con las tecnologías de la información puedes lograr con muy poca gente, inventiva e imaginación un gran impacto de los dineros ilícitos que se obtengan. Ahora bien, decir que hoy existe crimen organizado en Chile, si tomamos los parámetros internacionales tal vez podríamos estar un poco alejados de ese nivel de desarrollo, pero basta un mero descuido y nos podemos ver ahí.
Los decomisos de droga le otorgan un grado importante de espectacularidad al accionar de las policías. Pero la investigación patrimonial y la incautación de bienes y dinero en contra del narco no tiene tanta visibilidad. ¿A qué atribuye eso?
Lo que ocurre es que la investigación patrimonial es mucho más lenta, requiere mayor tiempo. Un policía extranjero me comentó que una cosa es sacarse una foto con la droga, pero en el corazón sabe que si no se le quita el dinero seguirán trabajando de la misma forma.
Paradigma
¿Ha habido un cambio de percepción sobre este tema?
Sí, a nivel de fiscalía y policías está interiorizado que sin investigación patrimonial, por difícil que sea, es imposible detener este fenómeno. Ese es un cambio paradigmático de cómo enfrentar a la delincuencia, porque hace cinco años atrás no era un tema central. Por ejemplo hoy, en la mayoría de los casos de investigación por narcotráfico, no importando la cuantía, se abren carpetas por lavado.
Y se obtienen sentencias. Entonces hoy es una herramienta que se está usando para desarticular financieramente a los grupos delictuales. Y en la medida en que se vaya afinando iremos teniendo mejores resultados. Pero la buena noticia es que hoy es más generalizado y tenemos expectativa de que sigamos trabajando en conjunto para tener investigaciones cada vez más sofisticadas.
Esa es la única manera de terminar con el real poder de los narcos. Quitarles la droga es fundamental, pero si no le quitas la plata el delito va a seguir mucho más rápido de lo que te imaginas. Es increíble cómo logran reconstruir el negocio, ya sea la misma banda u otra, porque tienen la plata ahí. Entonces, afectando su dinero los sacas del negocio y se les hace mucho más difícil partir otra vez.
¿Han aumentado los Reportes de Operación Sospechosa en el último tiempo?
Han aumentado y han aumentado en sectores no bancarios, que es lo que buscábamos. Hace un par de años atrás los casinos de juego prácticamente no reportaban y hoy son uno de los reportantes más importantes. Eso muestra un cambio importante de cómo se está mirando el problema. La empresa financiera o no, miraba este tipo de problema como una carga legal que debían cumplir. Pero se dieron cuenta que es altamente complejo verse involucrado en una investigación compleja. Eso los hizo cambiar de mirada. Por ejemplo, las AFP, las corredoras de bolsa, los notarios, que eran bien renuentes, son grupos que han aumentado su número de reportes de manera super significativa.
¿Qué cambió?
Es un tema social. Hace algunos años atrás lo que estamos ligados al trabajo de combatir el lavado, éramos vistos de una manera condescendiente, como si nos preocupáramos de cosas que no ocurrían. Hoy a nivel social está claro que las cosas sí pasan y tenemos que detenerlo, porque nadie quiere que el poder lo tengan los delincuentes. Nosotros hemos empujado mucho de que participen todos los actores del sistema; desde las empresas, como en los ámbitos de investigación y sanción judicial tengan las herramientas para operar de la mejor manera. Porque el delincuente es una persona inteligente.
¿Cómo se perfila entonces a un lavador?
Hay que evitar el prejuicio. Ni por contextos sociales, culturales ni de ningún tipo. En los casos rimbombantes de hace unas décadas atrás, los lavadores en Chile eran personas con buena instrucción y que lograron fortunas importantes. Entonces hay que sacarse los estigmas. El lavador puede ser un profesional de rango medio que puede pasar desapercibido, tener una vida apacible y que esté trabajando para un grupo organizado. O bien otro que no tenga un nivel educacional tan elevado, pero que sea realmente inteligente para sacar su negocio adelante.
¿Y qué ha ocurrido entonces?
A nivel internacional hemos notado que existe una mutación desde los narcos exhuberantes a uno mucho más sobrio. En Colombia, por ejemplo, ha sido profundamente investigado y les llaman “Los Invisibles”, de hecho. Son gente de clase media, con un perfil profesional, sus niños van al colegio, como cualquier persona que viva en Nuñoa, Providencia, Maipú, pero que tiene un trabajo full time y su empleador es una red de delincuentes. Y en otros países es un tema de altísima preocupación, porque detectarlo es más difícil. Entonces las características culturales con que los latinoamericanos estigmatizamos a ciertas personas en relación a ciertos delitos, se pierde.
¿En Chile tenemos las herramientas para detectar a ese “invisible”?
Es muy difícil. Por eso estamos siempre en contacto con otras unidades de inteligencia financiera de la región para aprender de los problemas que ellos han tenido, para irlos integrando y hacer los análisis para encontrar personas que pueden estar participando en este tipo de esquemas. ¡Pero es muy complejo! Porque al ser personas que tienen mayor instrucción se preocupan de que sus perfiles económicos y financieros no salgan de la norma. Por ejemplo, si le revisas la cartola a esa persona, será absolutamente normal. Podría ser abogado, ingeniero comercial, contador, o cualquier otro. Esta es la sofisticación de los lavadores que se ha dado en todas partes del mundo.
¿En el actual estado de crisis podrían aparecer muchos de estos invisibles?
Una de las principales preocupaciones a nivel internacional del Grupo de Acción Financiera (GAFI) es precisamente en desmedro de las actividades productivas y profesionales de los países, independiente de si son desarrollados o no. Y esto porque hay empresas necesitadas de capitales para poder sobrevivir. Y eventualmente pueden aparecer inversionistas ángeles dispuestos a invertir en un hotel, una empresa de transportes que tenga algunos años de prestigio en el mercado, con cuentas abiertas es para ellos un paraíso. Y como UAF hemos sido enfáticos en informar a los sujetos obligados en que pongan ojo en recuperaciones milagrosas de empresas.
Y lo mismo puede pasar con las profesiones liberales: los abogados, los contadores, que son actividades altamente valoradas por los lavadores de activos, porque tienen los conocimientos para crear sociedades, en administración, en procesos contables. Y si le sumamos la estrechez laboral, estos tipos huelen cuando una persona tiene una familia, muchos compromisos económicos, falta de ingresos, le ofrece una salida a ese momento de fragilidad o angustia. Por eso es un desafío enorme, porque es un mundo bien distinto y bien peligroso.
Dinero
¿A qué se debe la dificultad? ¿Falta presupuesto, más personas?
Si le preguntas a cualquier regulador o policía del mundo te dirán siempre que el lado oscuro tiene más plata y más disponibilidad. Y es que la cantidad de hipótesis que se deben enfrentar siempre se hace indispensable contar con una mayor cantidad de recursos, pero también veo que se subestima el elemento colaborativo con otras entidades. Por ejemplo con la policía, que permite mitigar en ciertos aspectos alguna falta de medios. Y más aún debemos extremar esa coordinación atendida la situación que vive el país.
Además, las normativas antilavado a nivel internacional van cambiando con una velocidad increíble. Año a año el GAFI, que entrega los parámetros para todos los países del mundo, genera en promedio tres o cuatro cambios importantes, ya sea en materia antilavado y financiamiento del terrorismo. Y es angustiante, porque una norma que salió hace dos años, ya la están cambiando. Eso te demuestra cómo avanza el mundo delictual. En Chile, la última reforma a la Ley de Lavado se hizo en 2015 y demoró ocho años.
La historia indica que los delincuentes se mueven más rápido que la ley.
Eso es un hecho, lo que nos obliga a estar alertas y coordinados. Suena obvio que lo estemos, pero no lo es. Principalmente uno de los problemas a nivel continental las unidades de inteligencia, las fiscalías y las policías pasan peleados, porque muchas veces las mismas normativas no les permiten tener claridad dónde empiezan o terminan sus facultades.
¿Pasa lo mismo en Chile?
Afortunadamente no. Parte importante de lo que se nos ha destacado a escala internacional es el nivel de coordinación que hemos ido logrando.
¿Qué es lo más difícil cuando se persigue a un lavador?
Generar a un profesional, un analista de la UAF, un policía, lo que sea para que tenga conocimientos en materia de investigación financiera es un tema. Porque decir investigación financiera no es ir a pedir un papel al Registro Civil con los autos, eso es investigación patrimonial básica. Después viene la financiera, que eso es lo difícil. Cómo logró comprar ese auto, esa casa, quiénes participaron, por dónde pasó la plata, las cuentas, en fin. Es decir, las venas por donde circula la plata es por donde hay que investigar.
¿Durante la pandemia la autoridad está literalmente ciega?
No diría ciega, sino coordinadas con otros agentes internacionales, intercambiando las tipologías y lo que vayamos viendo para ir previendo escenarios. Y como han avanzado las tecnologías de la información, también podríamos ver avances en materia delictual que nunca antes habíamos visto.
Actualmente todo el Estado de Chile es un sujeto obligado a informar operaciones sospechosas. ¿Cómo les ha ido?
Bastante mejor de lo nuestros primeros augurios presentaban.Que la gente reporte es difícil, por el ámbito del Estado tiene unas particularidades bien especiales, porque muchas veces las transacciones no son en dinero, sino en el ámbito previo como los contratos, licitaciones. Entonces es distinto al sistema que se aplica al sector privado. Hemos capacitado fuertemente a más de 5 mil funcionarios públicos en materia de lavado de activos y han aumentado los reportes de operaciones sospechosas.
De hecho, cuando llegan desde el Estado los reportes, las posibilidades de que termine convertida en una caso en la fiscalía son bastante más altas que cuando llegan desde el sector privado, porque vienen mucho más meditados, con elementos bastante contundentes que nos permiten investigar. Al principio pensamos que primaría la lógica de que era una delación entre compañeros, pero fue todo lo contrario. Hay gente que no es corrupta y que quiere hacer las cosas bien.
¿La criminalidad organizada puede infiltrarse en las licitaciones para lavar sus activos?
Absolutamente. De hecho, el primer servicio con el cual nos coordinamos fue Chilecompra en 2015, porque era evidente. Porque da igual si eres el servicio de salud, la UAF, al final del día todos compran. Porque no hay nada mejor para un delincuente que tener de cliente al Fisco, porque automáticamente te entrega señales de seriedad en el ámbito financiero. Entonces lo que buscan los lavadores es hacerse un prestigio, una historia que les permita operar de manera más libre.
En Chile existen muchas organizaciones sin fines de lucro y que no están obligadas a reportar a la UAF. ¿Qué ocurre allí?
Hay muchísimas. Miles de miles de miles. Y de los más distintos tipos. Desde juntas de vecinos a grandes fundaciones, religiosas, deportivas, en fin. Hemos iniciado ya investigaciones de nivel estratégico para entender bien cómo se ha ido creando esta pléyade de organizaciones, que respecto de las cuales la ley chilena es bastante abierta. Por ejemplo, armar una corporación no es particularmente complejo. Y la puedes armar para auxiliar un problema social, pero no te limita a que tenga otro tipo de fines. Y puede existir el riesgo de que en malas manos se produzcan movimientos de dinero que resulta muy difícil auscultar o rastrear. Por ejemplo, las donaciones.
Si no existe el riesgo cero ¿qué se puede hacer?
La idea es que las organizaciones criminales desaparezcan, pero no existe el riesgo cero. Lo importante es que no crezcan ni se sofistiquen y se transforme en una situación incontrolable. No hay país del mundo que haya podido terminar con el narcotráfico, independiente de su sistema político. No hay riesgo cero y para eso necesitamos que el sector público y privado actúen en conjunto. Porque una vez que la plata se mete en la economía es muy difícil distinguir el billete bueno del billete malo.
¿Entonces son las primeras barreras las que podrían impedir que aumente el lavado de activos en Chile?
Investigar a cada una de las sociedades que hay en Chile es imposible. Entonces la mayor cantidad de barreras posibles es esencial para evitar que crezcan los niveles de lavado. Por eso invertimos tanto tiempo, a pesar de que somos tan pocos, en capacitar. Los países que han renunciado a ello están pagando las consecuencias.
Comparación
¿El Estado está en peligro frente a la dupla narco-lavado?
Lo que pasa es que el lavado es parte del mundo narco. Y esto a nivel internacional está muy estudiado: las organizaciones criminales no quieren hacerse cargo del país. De la seguridad social, salud, ellos quieren hacer sus negocios lo más simple posible y con los menores riesgos como cualquier inversionista. Y para eso utilizan herramientas perjudiciales para las sociedades: corromper, coaccionar con fuerza.
En general lo que busca el narco en los países es tener un sutil equilibrio con el Estado, en el cual ellos desarrollan su negocio y no los entorpezcan en demasía. Y esos equilibrios sí se ven más en otras partes del mundo. Lo que no podemos hacer en Chile es llegar a ese equilibrio. Evitar que se normalice el narcotráfico y el lavado como un elemento que sea parte del paisaje.
“Tu puedes hacer las mejores leyes del mundo, las policías más equipadas del mundo, pero si hay corrupción, nada va a funcionar. Entonces el problema del lavado no es la compra de bienes y qué se hace con ese dinero. Internacionalmente está estudiado que pueden comprar más armas, pero ese no es el objetivo del crimen organizado. Su norte es trabajar tranquilo. ¿Cómo lo hace? Corrompiendo, capturando sectores importantes a través de la inversión. Y eso hay que combatirlo.