Roberto Saviano, especializado en el crimen organizado en Italia, ha presentado telemáticamente su nuevo libro, Los valientes están solos, y ha considerado que Italia es un país «de vocación mafiosa» y Europa un continente «contaminado en profundidad por las mafias».
En un encuentro por Zoom con un grupo de periodistas españoles, así se ha pronunciado el también periodista, quien ha alabado la figura del asesinado juez Giovanni Falcone, protagonista de su última obra, la prueba más difícil que ha pasado como autor, al tratar de narrar sobre «la mente más brillante que se ha enfrentado al crimen organizado».
Sin dudarlo, ha aseverado que Falcone, un hombre que fue alabado sólo cuando murió en 1992 tras volar su coche por los aires en una autopista en Sicilia, «cambió la historia del mundo porque demostró que el crimen organizado es capitalismo criminal. No son bandas, ladrones, asesinos, es una organización económica, moral y militar».
A su juicio, si en la actualidad hay investigaciones en Madrid, Los Ángeles o Río de Janeiro es gracias a Falcone, al que ha comparado con el astrónomo Johannes Kepler o con el médico y científico Alexander Fleming, hombres que «con un pensamiento lógico y científico permitieron ver el mundo de otra forma, no sólo interpretarlo, también transformarlo». Por todo ello «lo mataron, porque su cabeza debía dejar de pensar, no podían detenerlo de otra forma».
Roberto Saviano, que se dio a conocer en 2006 con Gomorra, se ha mostrado muy crítico con los medios de comunicación que cuestionaron el atentado hace treinta años y llegaron a especular con que lo hubiera organizado el mismo juez, cuando «hoy tenemos las pruebas de que fue la Cosa Nostra la que colocó la bomba. Giovanni Falcone era el hombre más brillante y valiente, aunque estaba solo. Todos los demás, a su lado, se sentían su sombra, inferiores, menos machos en un mundo de machos. Con este libro he puesto orden a su historia».
Ha optado por la novela porque le ha permitido «entrar dentro, explicar sentimientos, emociones, reconstruir diálogos a partir de bibliografía, diarios, entrar en los aspectos más íntimos». Nada es, según ha resaltado, «arbitrario ni hay opciones fantásticas en mi reconstrucción.
Todo está basado en pruebas o en una hipótesis que deriva de una prueba o de un indicio. He escrito la historia de un hombre sistemáticamente derrotado, siempre derrotado, sólo exaltado en el momento de su muerte. Una dinámica típica italiana o tal vez humana».
Convencido de que en los últimos años ha habido «muchas victorias» en la lucha contra el crimen organizado y que Italia cuenta con la «mejor jurisprudencia del mundo antimafia», instrumentos que «permiten la lucha», sin embargo, ha sostenido que su país «sigue siendo un país con vocación mafiosa», lo que puede verse en las «concesiones de contratos, buscando subterfugios, a un poderoso que te proteja».
Para Saviano, «la cultura mafiosa sigue siendo hegemónica», aunque cíclicamente se detengan clanes mafiosos, y ha mostrado su preocupación por una Europa que ve como un continente «contaminado en profundidad por las mafias».
Encerrado entre cuatro paredes, decoradas con «caras que son obras de arte» y con escolta permanente desde hace años, ha lanzado: «Tenemos una Europa muy distraída, indiferente», sin ser consciente su opinión pública de que «el país donde se desarrolla la guerra más feroz contra los narcotraficantes es Suecia».
En Italia, ha precisado, «se han necesitado cincuenta años de estudios para mostrar la realidad, en Brasil se empezó a hacer en los noventa, pero en un país como España nunca ha empezado», aunque ha admitido que el concepto de mafia como en Italia no existe, porque «el español no tiene el concepto de familia ampliada como lo tiene el napolitano o el calabrés».
Con todo, ha advertido, «las mafias italianas piensan en España como un lugar donde puedes mandar dinero, aunque nunca haya una mafia catalana, andaluza o gallega, porque lo que hay en Galicia son contrabandistas, pero no una organización mafiosa, con reglas, juramentos, alianzas de sangre. Esto no existe, lo que hace que España sea un territorio de conquista». Por otra parte, ha mantenido que sus partidos políticos nunca han mostrado «ni un solo gesto de veras contra la economía criminal».
Envuelto en una cruzada judicial con la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, a la que llamó bastarda, y con el vicepresidente Matteo Salvini, al que hoy ha calificado como «uno de los políticos más peligrosos de Europa», remarcando sus «relaciones con Rusia», ha recordado que tiene un juicio el próximo día 7 de diciembre.
Preguntado por el crecimiento de la extrema derecha a nivel mundial, ha reflexionado que «sus adeptos apoyan a estos partidos porque ven, por fin, a unos políticos fuertes, con agallas, que atacan a los intelectuales, a los escritores», sin olvidar que él los ha sufrido directamente porque «me han censurado un proyecto en la televisión, una emisión contra las mafias. Eso también explica qué país es Italia».
Aunque con los años, ha concluido, las mafias «hayan cambiado su estrategia, obligadas por la lucha antimafia de la sociedad civil, sin embargo, el poder económico de las organizaciones criminales sigue siendo inmenso y puede contar con un nuevo aliado: el desinterés de Europa».