Los mercados siguen cayendo, y los expertos advierten de que la situación puede ir a más. Después de meses de posturas, Rusia finalmente ha invadido Ucrania. La gran pregunta para Occidente ahora es: ¿Se puede detener a Rusia y al presidente Vladimir Putin?
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El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo el jueves que “en los próximos días y semanas, vendrán incluso más [soldados], por lo que aumentaremos aún más y estamos aumentando nuestra presencia en la parte oriental de la alianza”, dijo en declaraciones recogidas por la CNBC, aunque reiteró que la OTAN no tiene planes de enviar sus tropas a Ucrania.
El Kremlin emitió más declaraciones el jueves por la mañana, diciendo que Putin decidiría cuánto duraría la operación militar “en función de su progreso y objetivos”.
Tanto Estados Unidos como Europa han anunciado una serie de sanciones comerciales, pero los expertos dudan de si las sanciones son suficientes para disuadir a Putin.
Ucrania está pidiendo ayuda urgente e inmediata, con el ministro de Relaciones Exteriores del país, Dmytro Kuleba, tuiteando una lista de «cosas por hacer» para Occidente, pidiendo más armas y asistencia financiera y humanitaria.
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Países como EE.UU. y Reino Unido ya han apoyado a Ucrania con ayuda financiera y equipo militar. Ucrania no es miembro de la UE ni de la OTAN, la alianza militar formada por naciones norteamericanas y europeas, por lo que la OTAN no está obligada a defenderla.
Los analistas esperan que en un futuro próximo se anuncie un paquete de sanciones de gran alcance diseñado para aislar a Rusia del sistema financiero mundial y dañar gravemente su economía.
“Eso incluirá que EE.UU. agregue muchos, o todos, de los bancos más grandes de Rusia a la lista de ciudadanos especialmente designados, imponga nuevas restricciones a la exportación de tecnología avanzada y amplíe el alcance de las sanciones contra los oligarcas y la familia de la élite política”, apunta Henry Rome, director de macroinvestigación global de Eurasia Group, en declaraciones recogidas por CNBC.
No obstante, este experto advierte: «La invasión rusa marcará el comienzo de una nueva guerra fría entre Estados Unidos y Rusia, creando una ruptura entre Washington y Moscú que hará que cualquier cosa menos la diplomacia más básica sea extremadamente improbable”.
“También marcará el regreso de una importante frontera militarizada en Europa, aumentando las tensiones entre Rusia y los países de la OTAN desde los estados bálticos hasta los países del Mar Negro. EE.UU. y la OTAN correrán el riesgo de que el conflicto se extienda a Polonia, Hungría o Rumania… lo que podría llevar a los miembros de la alianza al conflicto. Por último, enormes flujos de refugiados se vislumbran en el horizonte”, concluye Rome.