El presidente de la CNBV, Adalberto Palma, dijo que quedará a consideración de las empresas los beneficios de operar bajo la ley o mantener su operación sin los beneficios de ser una firma regulada.
El pasado 25 de septiembre venció el plazo para que las empresas financieras tecnológicas que quieran opera bajo la llamada ley fintech cumplan con su registro ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
La expectativa es alta, ya que México entrará a un selecto grupo de países que regulará actividades como el crowdfunding o financiamiento colectivo, monederos digitales y restringe el uso de criptomonedas al público en general.
La ley para regular las Instituciones de Tecnología Financiera, mejor conocida como ley fintech busca proteger a los usuarios de estas empresas que, al igual a la tendencia mundial, han tenido un fuerte crecimiento en México, en un movimiento disruptivo que ha transformado a los servicios financieros tradicionales y que compite cara a cara con los bancos y otras entidades financieras.
La ley fintech creó la expectativa de que muchas empresas se formarían ante la CNBV para obtener su licencia; sin embargo, debido a los estrictos requisitos y costos de operación, se estima que serán muy pocas las que se apeguen a la ley y busquen otros modelos de negocio para seguir operando en México y, en otros casos, optarán por cerrar o fusionarse con otras de mayor tamaño.
Consultado el presidente de la CNBV, Adalberto Palma, dijo que quedará a consideración de las empresas los beneficios de operar bajo la ley o mantener su operación sin los beneficios de ser una firma regulada.
«Si no necesita la ley para hacer su negocio y lo hacen bien, no está cerrado. No es que se fracasó. La ley no se generó para que pasaran cosas sino lo que ya existe sucediera ordenadamente», dijo.
El regulador del sector financiero mexicano dijo que no se puede llegar a la conclusión de que la ley fintech no funcionará o inhibirá el emprendimiento y modelos de negocio novedosos.
«Yo no sé cómo se ha llegado a la conclusión de que la ley fintech no funcionó. Funciona para el que la quiere utilizar. Hay cosas que son mejorables, pero a mí me sorprende la gente que me ha venido a ver por el tema de fintech. La creatividad, la emotividad, las ganas de contribuir. Me he reunido con muchísimos. Ninguno me ha dicho yo no lo voy a hacer por la ley. Vienen, preguntan, se registran y ahí vamos», comentó.
La CNBV ha sido muy clara en el caso de las empresas que no se registren conforme a los plazos de ley, pues podrían ser sujetos a sanciones administrativas y penales además de que se ordenaría el cierre de sus operaciones.
Según la consultora KPMG, el sector fintech ha tenido un crecimiento exponencial en México en años recientes, con ingresos anuales por 174 mil millones de dólares y ha promovido un crecimiento de 200% de la banca digital.
En todo el mundo, la inversión generada en este sector se ha elevado a 111,800 millones de dólares al cierre de 2018, donde el continente americano alcanzó el mayor monto, equivalente a 54,500 millones de dólares, de capital proveniente principalmente de Estados Unidos.
Según la firma especializada Finnovista, México es el primer lugar en número de empresas fintech en América Latina, con 394 firmas que operan varios servicios del sector financiero.
La amenaza digital
En términos simples, el término fintech se aplica para aquellos servicios financieros que basan su operación en plataformas o productos digitales. En México poco a poco han ganado mercado y han aparecido empresas que otorgan préstamos desde internet o del teléfono móvil en cuestión de segundos, así como otros modelos financieros para realizar pagos, tarjetas de crédito, transferencias a través de redes sociales, por mencionar los más populares.
Al igual que otras industrias, el sector financiero tradicional, como los bancos, no se escapa de la transformación que la tecnología ha provocado en su operación cotidiana. Los más pesimistas hablan de que el cambio es tan fuerte que provocará el cierre de instituciones tradicionales. Para otros, llevará a los servicios financieros a una mezcla de servicios digitales con bancos enfocados en atender de manera personalizada a sus clientes y tratar de mejorar sus servicios.
Para el usuario, se trata de una ley que lo protege ante posibles fraudes y cuida el manejo de su dinero con exigencias que, en algunos casos, se equiparan a la regulación que se aplica a los bancos.
Así, como requisitos de entrada, las empresas interesadas deben presentar a la CNBV, entre otros, sus accionistas, capital mínimo requerido, así como constituirse legalmente como sociedades anónimas, con fuertes controles internos de administración de riesgos, prevención de lavado de dinero y seguridad de información de los usuarios.
En ese sentido, la ley fintech vigilará tres operaciones fintech, donde destaca el crowdfunding o financiamiento colectivo. Aquí, se trata de firmas que contactan a varios inversionistas para financiar proyectos y obtener un rendimiento a cambio.
Con la regulación, las empresas que se registren bajo esta figura deberán revisar documentación del usuario potencial de otorgarle un préstamo su Buró de Crédito y aplicar una metodología de evaluación de riesgos.
Otro modelo fintech que estará supervisado es el de los wallets o monederos electrónicos, los cuales permiten realizar pagos de forma digital y son muy utilizados en el comercio electrónico.
Aquí, se vigilará que las operaciones se realicen en moneda nacional y en algunos casos podría permitirse el uso de monedas digitales que cuenten con la autorización del Banco de México.
Finalmente, la ley fintech cierra el uso habitual a las monedas digitales y solamente autorizará algunas operaciones, según lo establezca el Banco de México a ciertas instituciones.
Aquí, la autoridad ha sido tajante en señalar que no se trata de dinero de curso legal y se trata de recursos altamente volátiles que no cuentan con ningún respaldo legal en caso de pérdida de valor.
ALD/ElUniversalmx