Enrique Cifuentes García alerta sobre el aumento de muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos, alcanzando un total de 107.622 muertes en 2021, lo que supuso un incremento del 15% respecto al año anterior.
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El fentanilo, la metanfetamina y la cocaína son las principales sustancias responsables de estas muertes. Cifuentes García, del Hospital Mount Sinai de Nueva York, afirma que esta epidemia sin precedentes tiene graves implicaciones políticas, económicas y sociales.
Epidemia sin precedentes con graves implicaciones
El experto Enrique Cifuentes García, médico egresado de la UNAM y doctor en salud pública de The London School of Hygiene & Tropical Medicine, hizo estas declaraciones durante su participación en el Seminario 4 20, Epidemia de fentanilo y violencia en México, organizado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde hizo una revelación alarmante: se estima que más de 1.2 millones de personas han muerto en Estados Unidos a causa del consumo de drogas, cifra que sigue creciendo en tiempo real y podría llegar a los dos millones para el 2030 .
Cifuentes García destaca que esta situación se encuentra en la intersección de la política de salud, las epidemias de abuso de sustancias, la enfermedad mental, la violencia y otras expresiones sociales.
Señala que gran parte de esta crisis de salud pública se debe a políticas desacertadas, y que la epidemia de opiáceos comenzó a estallar en los últimos años, especialmente durante los peores meses de la pandemia de COVID-19.
El legado de la prohibición y su impacto en la política
Aunque este fenómeno de abuso de sustancias es típicamente estadounidense, también ocurre en Canadá. El experto señala que el legado de la prohibición ha dejado una profunda huella en la forma de pensar de los encargados de hacer política.—
El fentanilo es una sustancia altamente adictiva que está causando estragos en la salud y la sociedad. Enrique Cifuentes García, experto en salud pública, explicó que esta droga tiene un efecto rápido y llega a la sangre en pocos minutos, lo que la hace aún más peligrosa. Además, existen determinantes sociales como la pobreza, el racismo y la violencia institucionalizada que contribuyen a su proliferación en escuelas, barrios, cárceles y hospitales.