Seis testigos de Bankia implican a Rato en su peor caso de corrupción

Media docena de testigos de Bankia apuntan e implican al ex presidente de la entidad financiera, Rodrigo Rato, en el caso más sucio de los que éste afronta judicialmente hasta ahora. Se trata de su presunto delito de corrupción entre particulares al adjudicar en 2011 contratos de publicidad en Bankia y cobrar una comisión ilegal por ello.

Según los datos de la investigación de la Fiscalía Anticorrupción y el último auto del juez a los que ha tenido acceso EL MUNDO, al menos seis ex colaboradores de Rato han prestado testimonios comprometedores para el ex ministro. La operativa que se desprende, según los investigadores, es que Rato intervino y decidió personalmente una adjudicación por la que cobró después una comisión ilegal.

Para ello, contrató como asesor en Bankia al también imputado Alberto Portuondo que asesoraba a su vez a Zenith y Publicis. Las empresas de publicidad le pagaron 2,02 millones a Portuondo para entrar en los concursos de Bankia y éste, desde el interior del banco, se ocupaba junto a Rato de que así fuera. Posteriormente, Portuondo transfirió 835.025 euros al ex presidente de Bankia por presuntos servicios de consultoría.

Destaca el testimonio relevante de la que fuera directora general de Comunicación y Marca en Bankia y miembro del comité de dirección, Pilar Trucios. Ésta ha testificado que Rato le llamó en la época a su despacho y que le comunicó que «la ganadora del concurso iba a ser Publicis».

El presidente del comité de medios de Bankia, Juan Antonio Arribas, corroboró en su testimonio que la adjudicación «no siguió el cauce normal» que habría supuesto la propuesta formal del departamento de compras, sino que Zenith y Publicis «ya venían indicados». Señala además que «de la misma manera ocurrió con las empresas vinculadas a Alberto Portuondo». Éste entró como asesor en Bankia a través de sus empresas Lateral Mente, Plena Mente y 3 Lemon que, según los testigos, cobraban «cantidades desmesuradas» para lo que hacían. Con ese argumento, Trucios asegura que se negó a renovar contratos a Portuondo y tuvo que firmarlos Teresa Arellano, jefa tradicional de la secretaría de Rato, que se había convertido en la superior de la directora general de Comunicación y Marca.

Yolanda García, subordinada de Trucios, testificó que a Publicis se le pagaban 240.000 euros mensuales fijos por este contrato de publicidad, lo cual le parecía «exagerado». Aseguró que Trucios le dijo a ella y a otros miembros de su equipo que «no hay nada que hacer, tiene que ser Publicis». Esther de los Reyes, directora de Imagen de Bankia, corroboró que Rato había asegurado a Trucios que la ganadora debía ser Publicis. Hay más. La directora corporativa de Bankia, Silvia Bajo, aseguró en su testimonio que Portuondo, pese a ser un mero asesor externo, participó en el teórico equipo que seleccionaba a los adjudicatarios. Francisca Astilleros, que precedió a Trucios en Bankia, añade que este asesor de Rato «fue impuesto» por José Manuel Fernández Norniella, consejero ejecutivo de Bankia de la máxima confianza personal del presidente. Astilleros asegura que «la oferta más atractiva» era de la agencia Remo, pero que «Portuondo, Arellano y Norniella, preferían a Publicis», tomando la decisión final Rato. Según Astilleros, se hicieron concursos «para dar la debida apariencia» y que «la presentación de Publicis no tenía la suficiente calidad ni se ajustaba a los requisitos». Afirma que así se lo comunicó a Portuondo y a Norniella sin éxito.

Por otra parte, Domingo Plazas, el jefe del despacho que administraba Kradonara -la empresa de Rato a través de la cual pagó la comisión- admitió los pagos de Portuondo y que, paradójicamente, era él el que decía la cifra, pese a ser el teórico cliente de un supuesto servicio de consultoría. Según Plazas, Rato transfirió después más de 700.000 euros de ese dinero a Bagerpleta, la sociedad alemana poseedora del inmueble de un hotel en Berlín. El que puso en contacto a Portuondo con Rato fue Miguel Ángel Montero, testaferro habitual del ex ministro, que recibió por su parte de Albisa otros 189.704 euros, según la Fiscalía.

El juez sostiene en su auto que «estas facturas no se correspondían con servicios de consultoría sino que eran el conducto para dar cobertura legal para abonar a Rodrigo Rato su parte en las comisiones obtenidas por Albisa (Portuondo) de las publicitarias Zenith y Publicis». Hay una docena de imputados, encabezados por Rato y en el que también figuran, entre otros, Portuondo, Norniella, Plazas y responsables de Zenith y Publicis además de ambas empresas directamente. Todos ellos niegan irregularidades, pero un directivo de Zenith testificó que Portuondo, contratado para buscar clientes, sólo les consiguió uno: Bankia.

ALD/EM

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