Un grupo de senadores demócratas y republicanos dieron comienzo a una ronda de negociaciones con el objetivo de lograr algo que parece imposible: aprobar una legislación que endurece el control sobre el acceso a armas de fuego en EE.UU.
Antilavadodedinero / ABC
La reunión fue una videoconferencia con un grupo reducido de legisladores con el único objetivo de establecer el marco de las negociaciones, en una semana en la que el Congreso está de vacaciones.
El impulso legislativo se debe, claro, a las últimas matanzas sufridas en EE.UU.: la de Búfalo (Nueva York) de mediados de mes pasado y, sobre todo, la de Uvalde (Texas), la semana pasada, en la que 19 niños y sus dos profesoras fueron tiroteados.
El ambiente es de pesimismo.
Durante la última década, la dinámica en estos episodios se repite: conmoción por la matanza, llamamientos a cambios regulatorios, bloqueo legislativo por parte de los republicanos y ningún resultado.
Intento fallido
El ejemplo más claro fue hace una década, cuando un tiroteo similar al de Uvalde, el de la escuela Sandy Hook, en Newton (Connecticut), provocó un intento regulatorio abanderado por un senador republicano, Patrick Toomey, y otro demócrata, Joe Manchin. Pese al horror de la matanza, la presión mediática y el apoyo a cambios en las encuestas, acabó en nada.
Aquella propuesta ni siquiera era muy ambiciosa: buscaba establecer sistema de revisión algo más amplio de quién puede comprar un arma. Ahora, se comprueba que el comprador no tiene antecedentes criminales según una base de datos del FBI, pero solo en transacciones en tiendas.
Las ventas privadas, por Internet o en ferias, quedan fuera de este sistema. (Salvador Ramos, el joven de 18 años que perpetró la matanza de Uvalde, compró sus armas de forma legal; tenía problemas mentales evidentes, pero ningún historial delictivo). La negativa mayoritaria de los senadores republicanos y la defección de algunos demócratas descarrilaron aquel esfuerzo. Durante la última década, la dinámica en estos episodios se repite: conmoción por la matanza, llamamientos a cambios regulatorios, bloqueo legislativo por parte de los republicanos y ningún resultado
El actual impulso legislativo lo lideran el demócrata Chris Murphy y el republicano John Cornyn (representa a Texas). Se volverá a retomar la idea de la ampliación de las revisiones y también la de las ‘banderas rojas’: que se impida comprar armas a alguien que da señales de peligrosidad, como problemas mentales, comportamiento violento o amenazas en redes sociales.
Las posibilidades de que cualquier tipo de iniciativa triunfe en el Congreso son mínimas. En el Senado, el empate a escaños entre demócratas y republicanos, la exigencia de mayoría cualificada de 60 votos y la polarización desbocada lo hacen casi inviable.
Las armas se han convertido en un asunto identitario en EE.UU., con gran presión del ‘lobby’ de las armas -Donald Trump y otros pesos pesados del partido participaron el pasado fin de semana en la reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle– y la gran mayoría de políticos republicanos no quieren ceder ni un milímetro en la regulación de su acceso.