Los esquemas de financiamiento del terrorismo que usan criptomonedas están creciendo en sofisticación, según el investigador Chainalysis, que ayuda a la policía a rastrear las transacciones de monedas digitales.
Antilavadodedinero / Bloomberg
En un caso, los terroristas recolectaron donaciones de criptomonedas por valor de decenas de miles de dólares en solo una campaña el año pasado, una forma mucho más rápida de recaudar fondos que los esfuerzos anteriores, dijo la firma con sede en Nueva York.
En 2019, las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam (AQB), el ala militar de Hamas y una organización designada como terrorista, recaudaron dinero a través de un sitio web que generó una nueva dirección de Bitcoin para que cada donante envíe fondos, el primer ejemplo verificado de tal tecnología desplegada por una organización terrorista, dijo Chainalysis. Un esfuerzo anterior que comenzó en 2016 utilizó una sola dirección de Bitcoin para donaciones.
La campaña de AQB también publicó un video en su sitio web, enseñando a las personas a donar de forma anónima. En el pasado, los contribuyentes al terrorismo han tenido que resolverlo por su cuenta. Por ejemplo, AQB aconsejó a las personas que donaran mientras usaban Wi-Fi público, por lo que no se podría rastrear la dirección IP de su computadora.
Chainalysis descubrió que los intercambios de criptomonedas, a veces con sede en los Estados Unidos, han estado involucrados en complots de financiamiento del terrorismo. Aunque verifican a sus usuarios, representan la mayor parte de los fondos que AQB recibió el año pasado, dijo Chainalysis.
“Una vez que identificamos estas campañas, nuestros clientes comienzan a bloquear pagos o a presentar informes de actividades sospechosas en función de la información que estamos brindando”, dijo Jonathan Levin, cofundador de Chainalysis.
Bitcoin fue creado y respaldado por personas que deseaban desarrollar una alternativa al sistema bancario tradicional. Sus primeros defensores fueron en su mayoría libertarios, que deseaban tener la menor supervisión posible de sus asuntos por parte del gobierno.
El uso por parte de terroristas ha sido una preocupación clave tanto para los reguladores como para los políticos, que buscan reforzar su supervisión de las criptomonedas, la gran mayoría de las cuales no son emitidas ni controladas por un Gobierno.