Trata de personas, orgías y venganza de los nazis

En 1962 en Argentina, Norma Penjerek salió de su casa e a una clase de inglés. Pertenecía a una familia judía y el secuestro de Adolf Eichmann, ocurrido dos años antes, alimentó la idea de un crimen racial. Pero, han transcurrido 57 años, ninguna pista logró develar qué pasó realmente con esa adolescente del barrio de Floresta

Por Infobae/ALD


En Argentina gobernaba José María Guido después del golpe que había derrocado al presidente Arturo Frondizi y, más allá de las restricciones a la actividad política, Buenos Aires era una ciudad segura, pero su madre sólo la preocuparon el frío y la caminata, ninguna otra cosa. Jamás imaginó que no la volvería a ver.


Así empezó uno de los casos policiales más misteriosos de la historia argentina, que incluiría lo que en esa época se llamaba “trata de blancas”, un cadáver nunca identificado, acusaciones falsas, detenciones de inocentes, una verdadera revolución periodística y hasta una línea de investigación que conectaría la desaparición de Norma con la operación israelí para secuestrar en la Argentina al criminal de guerra Adolf Eichmann ocurrida dos años antes.


Menos de una hora después, la policía desenterraba el cadáver muy descompuesto de una mujer; tenía la cara irreconocible y estaba desnuda, pero a su alrededor encontraron un pullover marrón, una enagua celeste y un corpiño.

La policía trabajó mal: no acordonó el lugar, permitió que se caminara alrededor, con lo cual se perdió toda posibilidad de encontrar huellas. Nadie interrogó oficialmente al guardián que había hecho el hallazgo.
La primera autopsia, a cargo del forense Carlos Garay, determinó que se trataba de una mujer de unos 20 años y de 1.65 de estatura.

Según el médico, había sido estrangulada con un alambre y le habían cortado la vena cava superior con un instrumento cortante. Con un margen de error de 48 horas, fijó como fecha de la muerte el 6 de julio. Sin embargo, el avanzado estado de descomposición del cuerpo al ser hallado desmentía esa fecha.


La muerta era varios años mayor que Norma y medía diez centímetros más. A pesar de que los padres no la habían reconocido y las discordancias en la estatura y la edad, el juez a cargo de la instrucción, Alberto Garganta, dictaminó que se trataba de Norma.
Sin estar seguros de que se trataba de ella, los padres la enterraron en el Cementerio Judío de La Tablada el 25 de agosto de 1962.


Prostituta y el zapatero


La investigación de supuesto asesinato de Norma Mirtha Penjerek quedó empantanada. Durante un año no hubo novedades, ni tampoco los medios se ocuparon del caso.

Todo cambió el 15 de julio de 1963, cuando una mujer detenida en la Estación Constitución del Ferrocarril Roca por la Brigada de Moralidad de la Policía Federal, de nombre María Sisti, hizo estallar la bomba.
Interrogada por el comisario Jorge Colotto, la mujer señaló al culpable: Pedro Vecchio, de 47 años, propietario de una zapatería cercana a la Estación Florencio Varela y concejal electo por el partido Unión Vecinal, uno de los tantos sellos utilizados por el peronismo proscripto para participar en las elecciones.


En su reconstrucción del Caso Penjerek, el escritor Álvaro Abos recupera la declaración que la mujer hizo a la policía: “Según Sisti, Vecchio era la cabeza de una red de prostitución y pornografía que se especializaba en proveer ‘carne fresca’ para orgías con gente adinerada y políticos influyentes .


Según la declaración, Vecchio y cinco o seis cómplices reclutaban menores a quienes corrompían con drogas. Vecchio no actuaba solo; lo secundaba una tal Laura Muzzio de Villano, dueña de una boutique situada a pocos metros de la zapatería de Vecchio. Sisti había visto a Norma Mirta en el escenario de las fiestas negras, el chalet Los Eucaliptos, situado en otra localidad del sur bonaerense: Bosques”.

El zapatero Vecchio fue señalado como el autor del crimen Sisti Que Vecchio había ocultado el cadáver en el sótano de la casa hasta que el olor producido por la descomposición hizo que lo sacaran de allí para tirarlo e los terrenos de Llavallol.


La policía detuvo a Laura Muzzio de Villano -acusada de ser cómplice de Vecchio- y a otras tres prostitutas. A las cuatro las torturaron hasta que confesaron, palabra por palabra, la declaración de Sisti.
A Vecchio lo declararon prófugo.

En 1965, la Cámara del Crimen de Capital Federal dictó el sobreseimiento de Vecchio. El zapatero volvió a sus zapatos y nunca quiso hablar del tema. Murió a los 94 años en Florencio Varela, en su casa de siempre.

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