UE y Latinoamérica se unen en la lucha contra el crimen organizado

La Unión Europea (UE) ha intensificado su apoyo con América Latina y el Caribe (ALC), consciente de que las crecientes alianzas entre las organizaciones criminales europeas y latinoamericanas suponen una amenaza para la seguridad nacional en ambos lados del Atlántico.

InSight Crime ha estado trabajando con la UE para perfilar diferentes estructuras delictivas que prestan servicios a redes criminales de alto riesgo que operan en América Latina y hacia Europa, gestionando diferentes economías criminales, entre las que se destaca el tráfico de cocaína. Puede consultar nuestro trabajo sobre estas redes aquí.

InSight Crime entrevistó a Marc Reina Tortosa, gerente ejecutivo del Programa de Asistencia contra el Crimen Transnacional Organizado (EL PACCTO), la iniciativa de la UE que apoya el fortalecimiento del Estado de Derecho y la lucha contra el crimen organizado transnacional en América Latina y el Caribe, financiado por la Dirección General de Asociaciones Internacionales de la Comisión Europea.

InSight Crime (IC): ¿Cuál es la idea detrás de la creación de EL PACCTO?

Marc Reina-Tortosa (MR-T): La voluntad de crear EL PACCTO surgió de la Cumbre UE-CELAC de 2015, en la que los jefes de Estado de los países de América Latina y el Caribe, junto con la UE y sus Estados miembros, acordaron poner en marcha un programa birregional de asistencia a las instituciones de justicia y seguridad latinoamericanas. La iniciativa se encuentra en su segunda fase, lanzada en noviembre de 2023, y ha ampliado tanto su ámbito geográfico, incluyendo a los socios caribeños, como su mandato estratégico, táctico y operativo.

IC: ¿Cuál es la idea que subyace tras el encargo y publicación de este informe sobre las redes criminales de alto riesgo?

MR-T: EL PACCTO ha facilitado la creación de dos ciclos de diálogo de alto nivel sobre seguridad y justicia, el Comité Latinoamericano de Seguridad Interior (CLASI) y el Ciclo Político Compartido en Materia de Justicia (C-JUST). Estos diálogos están liderados por ministros de Seguridad y organizaciones regionales latinoamericanas, que en una reunión celebrada en Bruselas en junio de 2024 determinaron como prioritarias la identificación y el desmantelamiento de redes criminales de alto riesgo, que operan en ambos lados del Atlántico.

Es en este marco que EL PACCTO 2.0, junto con la EU EMPACT (European Multidisciplinary Platform Against Criminal Threats), lanzó el estudio de mapeo y perfilamiento de las 28 redes criminales más importantes de la región latinoamericana en conjunto con InSight Crime.

La idea detrás del trabajo realizado es mejorar el conocimiento que tanto la UE como América Latina tienen sobre las amenazas que estos grupos criminales representan para el Estado de Derecho, particularmente en ALC. El estudio nos da un panorama de la situación actual, que puede cambiar muy rápidamente ya que estamos hablando de redes criminales que se expanden, fragmentan o desmantelan parcialmente en cortos períodos de tiempo.

IC: ¿Considera que el crimen organizado transnacional procedente de América Latina y el Caribe representa una amenaza para la seguridad nacional de la Unión Europea?

MR-T: El crimen organizado transnacional es una amenaza global, no solo para la Unión Europea, ya que busca el control territorial, la infiltración en las estructuras del Estado y sembrar el terror y el caos allí donde opera. Lo hemos visto en muchas partes del mundo y la UE no es una región libre de esta amenaza.

Por ello, la Estrategia de Seguridad de la Unión Europea 2020-2025 incluye la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo, así como contra las amenazas híbridas, como una prioridad para la UE. Además, en los últimos años la UE ha desarrollado una Guía Estratégica de Seguridad y Defensa, que destaca la amenaza que supone el crimen organizado para la UE y otras regiones, incluido el tráfico de drogas y otros delitos graves. Además, la UE ha fortalecido la legislación interna en la lucha contra el crimen organizado.

Desde mi perspectiva, el crimen organizado  transnacional representa una clara amenaza para la UE y sus Estados miembros. El impacto del crimen organizado en la vida cotidiana de los europeos ha aumentado drásticamente en los últimos años. Desde el descubrimiento de contenedores específicamente adaptados para convertirse en lugares de interrogatorio o tortura en el sur de los Países Bajos, hasta la contratación de sicarios colombianos o suecos para cometer asesinatos en la Costa del Sol, en España, pasando por la actuación de grupos criminales en las calles de Bruselas con fusiles automáticos, o el asesinato de periodistas en Eslovaquia, Malta o los Países Bajos. Estos hechos indican que la amenaza criminal en Europa está más viva de lo que nos gustaría.

Una de las amenazas que debemos tomarnos más en serio en relación con el crimen organizado es su capacidad para infiltrarse y corromper las estructuras e instituciones del Estado. Esto no es algo nuevo, ocurre en todos los países, pero creo que la amenaza es mucho más grave de lo que podríamos pensar.

Un ejemplo reciente, publicado en la prensa española, es la detención del jefe de la unidad de investigación de blanqueo de capitales de la Policía Nacional española, acusado de aceptar sobornos multimillonarios de las mafias de los Balcanes Occidentales para ayudar a introducir drogas procedentes de América Latina en Europa.

Evidentemente, se trata de un caso aislado que no pone en peligro el trabajo de las fuerzas de seguridad españolas, pero que, a nivel político e institucional, debería conducirnos a revisar los controles internos. En otros casos, el crimen organizado se ha infiltrado en los puertos europeos para facilitar y agilizar la entrada de mercancías ilícitas como drogas y madera.

IC: ¿Cree que los delincuentes europeos desempeñan un papel cada vez más importante en las redes mundiales de tráfico de cocaína?

MR-T: No sé si podemos afirmar, por el momento, que el papel de las redes criminales europeas esté creciendo a nivel global. No obstante, está claro que estamos viendo actividad por parte de algunas organizaciones en los Balcanes Occidentales, la organización mafiosa italiana la ‘Ndrangheta o la Mocro Maffia. Esta última domina alrededor de un tercio del mercado europeo de cocaína y opera en los Países Bajos, Bélgica y España, entre otros países.

Estos grupos han ampliado sus conexiones y ámbitos de actuación, sobre todo en lo que respecta al tráfico de drogas, colaboran estrechamente con grupos criminales de Ecuador y Colombia. Existen conexiones entre el Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC) y organizaciones criminales europeas.

En la actualidad, las redes criminales europeas tienen presencia, o estrechas conexiones delictivas, en países de tránsito y salida como Costa Rica, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Las rutas del tráfico de cocaína varían rápidamente y se han extendido por Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.

El volumen de incautaciones de droga en puertos europeos como Rotterdam, Amberes, Hamburgo o Algeciras en los últimos tres años demuestra que existe un mayor flujo de cocaína hacia Europa. Sin embargo, esto ha ido acompañado de una mayor cooperación, coordinación, intercambio y tratamiento de la información entre las autoridades judiciales, policiales y aduaneras europeas y sus homólogas latinoamericanas.

Tratar simplemente de luchar contra el tráfico de drogas de la misma manera represiva que se ha hecho durante 40 años no resolverá la situación actual. De hecho, está empeorando con el tiempo. Si se me permite hacer una reflexión muy personal al respecto, los europeos tenemos que aceptar que tenemos un grave problema con el consumo de drogas, pero también con otros productos ilícitos como la madera.

Por ejemplo, la deforestación y el tráfico de madera a Rumania desde el Amazonas siguen sin tener una solución clara. Al mismo tiempo, la producción de cocaína en América Latina y de drogas sintéticas en algunos países de la UE alcanza niveles récord.

Las iniciativas financiadas por la UE, como EL PACCTO, el Proyecto de Cooperación Portuaria Marítima (SEACOP) y el Programa de Cooperación entre América Latina y la Unión Europea en materia de políticas de lucha contra la droga (COPOLAD), tratan de aportar soluciones a estos problemas de forma técnica y estratégica. Sin embargo, un enfoque más operativo y complementario de la financiación, el establecimiento de grupos de trabajo operativos dedicados en países clave, el apoyo presupuestario y financiero a los países socios de ALC vinculado a la consecución de resultados específicos, o incluso mecanismos descentralizados de cooperación jurídica internacional, como se hace en la UE o en Estados Unidos, podrían aportar beneficios en materia de seguridad y justicia para la UE y para ALC.

La entrevista ha sido editada por cuestiones de espacio y mayor claridad.

InSightCrime

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