La moneda digital está en boga y especialistas dicen que es un buen refugio para evitar los vaivenes en períodos de gran inflación o inestabilidad económica. Sin embargo, invertir en ella requiere conocimiento y precaución, porque si bien es altamente segura, casi infranqueable, es volátil.
Antilavadodedinero / Latercera
Como afirma el ingeniero comercial de la UNAB Felipe Montenegro, en un tiempo no muy lejano podría convertirse en la moneda universal, “clave de la expansión económica mundial”.
Desde que comenzó la guerra en Ucrania se ha dicho que los millonarios rusos, castigados en sus finanzas por Estados Unidos y el mundo occidental en general, se han cuidado de los golpes al rublo, su moneda, invirtiendo en criptomonedas.
Así como la pandemia aceleró muchísimos procesos virtuales, lo mismo hizo con las monedas digitales, que han ganado terreno en estos dos últimos años. Porque son globales, en gran parte seguras y, como dicen algunos conocedores, incluso democráticas, en el sentido de que están al alcance de cualquiera.
Una criptomoneda -criptodivisa o criptoactivo- es un medio digital de intercambio que cumple la función de una moneda, que en este caso no es tangible. Para asegurar sus transacciones financieras, controlar la creación de nuevas unidades y verificar las transferencias usa métodos criptográficos, es decir, técnicas que se encargan de que su cifrado y codificado sean ininteligibles a terceros a quienes no está destinado el mensaje. O sea, garantizan la confidencialidad y hacen casi imposible el hackeo.
En la actualidad, las criptomonedas, aun siendo un instrumento complejo, están bien cercanas a las nuevas generaciones, que invierten en ellas y apuestan a que llegarán a convertirse en la moneda universal de un futuro no muy lejano. “Hoy las criptodivisas, que son la moneda del futuro, al no ser reguladas por una masa monetaria, al no estar indexada a la inflación de países, al no estar tocadas por decisiones monetarias de ciertas localidades, son un refugio extraordinario en una economía global”, explica Felipe Montenegro,ingeniero comercial de la Universidad Andrés Bello (UNAB) y máster en Negocios y en Psicología Positiva.
Por ahora el problema es que generan resistencia, como todos los cambios habidos en la evolución del dinero, señala el profesional. “El inicio del dinero fue el intercambio, el trueque.
Pero resulta que fue perfecto hasta que el tipo que tenía gallinas y quería madera se topó con uno que tenía madera, pero que quería pescado y no gallinas. Había una ineficiencia muy grande”, explica.
Montenegro añade que la concepción del dinero como papel nació en el año 806, aproximadamente, y en ese entonces era muy raro para la gente. “Viniendo al presente, ¿qué hizo la pandemia al final del día?:
Aceleró un paradigma, porque las criptomonedas no son nada más que una moneda mundial, pero como no tienen como aval un banco central, eso le genera desconfianza a la gente”.
Y la gente no está en lo incorrecto, agrega, porque el gran tema es que por ahora carecen de un valor per se. “En el Chile de los años 50 es muy probable que el comercio exterior haya sido mucho más diminuto, pero el chileno tenía que saber que si un cliente en Europa le iba a pagar con libras, esa libra debía tener algún valor acá. Ahora estamos pasando a un mundo con una base de servicios y bienes digitales, donde hay una interacción de dinero entre distintas divisas, puesto que el mundo no tiene un billete internacional.
El problema es que no vamos a saber nunca el verdadero valor de una criptomoneda si no tenemos la capacidad de ocuparla en el mercado”.
José Antonio Buenaño, profesor de Banca de Inversión del MBA UC, indica que las monedas digitales son claramente un producto que no sólo está de moda, sino que, de una u otra forma, representan una herramienta para el futuro en el mercado financiero global.
“Estos últimos años han atraído a una gran masa de inversionistas individuales en todo el mundo y, en la actualidad, fondos, family offices, private equity firms y bancos de inversión están empezando a involucrarse y participar de este nuevo mercado.
Su popularidad no sólo ha ido aumentando, sino que algunas monedas, como el Bitcoin, son reconocidas y utilizadas por más compañías e instituciones como medios válidos de pago. Y esta tendencia va a continuar en la medida en que más participantes del mundo tradicional de comercio y pagos vayan adoptando y aceptando las criptomonedas”.
Es decir, para quitarles el sello meramente especulativo, hay que comenzar a usarlas. “Soy un enemigo de la especulación, creo que el mundo tiene que crear valor, y crear valor significa mejorarle la vida a alguien -acota Felipe Montenegro-.
Las criptomonedas realmente van a tener un fin de la especulación cuando empiece a comprar pan con ellas, cuando compre un auto o pague el peluquero. Entonces se va a detener la especulación porque la moneda tendrá per se un valor. El dinero electrónico, que está en manos de todos, no fue una adaptación lenta, fue muy rápida.
Cuando veamos que las criptomonedas son aceptadas por los grandes comercios, será cosa de semanas para que la gente las empiece a ocupar”.
POR QUÉ SÍ Y POR QUÉ NO
Como todo instrumento de inversión, las criptomonedas tienen sus momentos altos y bajos, y hay unas más rentables que otras. Según el ingeniero comercial Cristián Martínez, CEO de Crece Inmobiliario, en general han producido una alta plusvalía, pero cuando han caído de precio también han provocado pérdidas importantes.
Es su volatilidad la que genera más reparos en los sectores conservadores, situación que no ocurre en las nuevas generaciones, más familiarizadas con este tipo de inversión y con menos aversión al riesgo. “No es un sistema de inversión muy difícil -explica-.
Todo lo contrario, es fácil ser inversionista, porque existen diversas plataformas locales e internacionales que permiten comenzar a introducirse en este mundo de manera sencilla.
No es necesario que estés constantemente preocupado por la inversión. Lo que hay que tener en cuenta es que, como en toda inversión, a mayor rentabilidad existen mayores riesgos, y hay que estar dispuesto a asumirlos”.
Juan, economista de 28 años, así lo hizo. Ingresó al mundo de las criptomonedas en noviembre de 2020, al percatarse de un fenómeno que históricamente lleva a un aumento fuerte de los precios.
“Lo hice porque me interesa poder jubilarme en paz sin tener que perseguir un sueldo particularmente alto, y me pareció que esta podía ser una buena vía. En general me ha ido muy bien con lo que he metido, a pesar de que en el último tiempo han andado más o menos los precios, pero se pueden hacer hartas cosas para rentabilizar.
Comencé a comprar usando una página que se llama Buda, pero en la medida en que estudié más usé otras internacionales, como Binance, y luego interactué directamente con los blockchains de algunas monedas que tengo”.
¿Lo recomendaría en este momento? “A estas alturas no, sobre todo si son ahorros importantes. El mundo está demasiado incierto y los precios, particularmente volátiles.
Una persona podría perder el 30% de sus ahorros en dos días, sin certeza de que el precio se vaya a recuperar. Pero si alguien tiene plata que no es importante para su vida, puede ser un experimento interesante, aunque no es demasiado distinto que ir al casino”.
José Antonio Buenaño, de la UC, señala que una de las ventajas de las criptomonedas es su facilidad de transferencia a bajo costo, mayor rapidez y sin la necesidad de una entidad bancaria como intermediario. “Pero tal vez lo más novedoso es su operatoria, porque no necesita un sistema de pago centralizado como el dinero tradicional, sino que se realiza mediante redes descentralizadas, eliminando así en gran parte la posibilidad de falla o manipulación de un sistema total centralizado”.
La ventaja más importante de la criptomoneda, puntualiza Felipe Montenegro, es que será la clave de la expansión económica mundial. Y lo detalla así:
1. Elimina los intermediarios financieros para adquirir productos y servicios.
2. Lo hace un activo infalsificable e incopiable, lo que garantiza la cantidad de regulación al estar en millones de ojos. Lo que permite que el activo tenga valor en sí mismo. Cuando se imprime un billete, hay una gran cantidad de ‘pasos de seguridad’. Gracias al blockchain estos pasos no son necesario y posee una seguridad espectacular para las criptomonedas.