A principios de marzo tendrá lugar la próxima vista judicial sobre la extradición a Estados Unidos de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, con la que se inicia la última etapa del proceso que comenzó hace ya más de dos años y que se prevé que finalice a finales del primer semestre de este año.
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En diciembre de 2018, Meng fue detenida en el Aeropuerto Internacional de Vancouver (Canadá) a petición de las autoridades estadounidenses, bajo la acusación de fraude, alegando que engañó al banco británico HSBC sobre los negocios de Huawei en Irán, poniendo a la entidad en riesgo de violar las sanciones de Estados Unidos.
En la actualidad, la ejecutiva se encuentra en Canadá en libertad bajo fianza de 10 millones de dólares canadienses (unos 7,9 millones de dólares estadounidenses), custodiada permanentemente por guardas de seguridad (que Meng debe pagar de su propio bolsillo), a la espera de la justicia canadiense dictamine si le concede o no la extradición.
Huawei defiende con rotundidad la inocencia de su directora financiera. Uno de los argumentos de la defensa para invalidar la extradición son las numerosas irregularidades y abusos que denuncia en el proceso de arresto de la ejecutiva, así como las maniobras que califica de orquestadas por ambos países para que la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) interrogara a Meng sin la presencia de sus abogados, y confiscar sus dispositivos electrónicos para obtener sus contraseñas y facilitarlas al FBI.
Además, según informaba la agencia Reuters el pasado mes de diciembre, los abogados de Meng mantienen que las supuestas acciones no tienen «ninguna conexión genuina» con Estados Unidos y que las afirmaciones de que este país tiene jurisdicción sobre las acciones de la directiva «se basan únicamente en transacciones comerciales no estadounidenses entre empresas no estadounidenses que utilizan bancos no estadounidenses». Sostienen que este hecho vulnera el derecho internacional, para lo que presentaron el testimonio de testigos expertos, entre ellos John Bellinger, un exabogado de la Casa Blanca.
Igualmente, el equipo legal de Meng afirma que la solicitud de extradición estaba repleta de «errores intencionados e imprudentes que vulneran sus derechos».
En la nueva fase del proceso, que comenzará en tan solo unos días, Meng Wanzhou proseguirá en su empeño de demostrar que las acusaciones son falsas, mediante la presentación de nuevas pruebas. James Lewis, abogado de Meng, afirma que en 2013 su defendida entregó a HSBC en Hong Kong una presentación que dejaba claro que Skycom era un socio comercial de Huawei y que trabajaba con la firma en ventas y servicios en Irán, aspecto que los fiscales estadounidenses y el HSBC rebaten.
Según ha publicado recientemente Reuters, a fin de demostrar que no hubo engaño, la defensa de la ejecutiva solicitó al Tribunal Superior de Londres la concesión de una orden para obtener los registros que podrían demostrar que el banco era conocedor de los vínculos de ambas compañías. Sin embargo, el juez británico ha rechazado esta petición y ha bloqueado la publicación de los documentos del banco.
«Huawei está decepcionada por este fallo judicial«, ha declarado un portavoz de la compañía, ya que considera que para aplicar justicia es necesario el acceso a información relevante que pueda aportar claridad a los hechos.