Juan Carlos Galindo, Experto Externo en Prevención de Blanqueo de Capitales y Financiación del Terrorismo (Inscrito ante el SEPBLAC). Perito Judicial Experto en Investigación de Delincuencia Económica, especializado en blanqueo de capitales y compliance penal (Colegiado en ASPEJURE y AIF), desde España publica el artículo relacionado con » Estafas en la declaración de renta».
Se han detectado varias campañas de envíos de correos electrónicos fraudulentos que suplantan a la Agencia Tributaria para difundir malware aprovechando la campaña de la Renta.
En una de ellas el correo tiene como asunto: «Acción fiscal». En el cuerpo del mensaje se solicita al usuario que acceda a la Sede Electrónica o descargue un archivo PDF para acceder a una supuesta información fiscal dirigida al destinatario del correo.
Tanto el supuesto enlace de acceso a la Sede Electrónica como el de descarga del PDF redirigen al usuario a una página web donde se descargará el malware. El nombre del archivo malicioso tiene un nombre aleatorio, aunque sigue el mismo patrón: «9 números aleatorios + .zip».
En otro tipo de envíos de correos electrónicos fraudulentos que suplantan a la Agencia Tributaria para obtener las credenciales bancarias aprovechando el pretexto de un ingreso. En dicha campaña, el correo tiene como asunto: «Corresponde un reembolso del impuesto en valor de 469,00″». En el cuerpo del mensaje se solicita al usuario que acceda al reembolso o a la web de la Agencia Tributaria a través de los enlaces proporcionados.
Los correos detectados enlazan a un tipo de malware que ha sido identificado como Trojan Cryxos. Se trata de un malware de tipo scareware que está diseñado para mostrar alertas o notificaciones engañosas haciendo creer al usuario que su equipo está infectado con un virus y se encuentra bloqueado. Este tipo de malware está diseñado para robar datos personales del usuario.
Para llevar a cabo el engaño, los ciberdelincuentes se valen de la técnica conocida como email spoofing (suplantación de correo electrónico bien sea de personas o de entidades con el objetivo de llevar a cabo envío masivo de spam) con la que tratan de hacer creer a la víctima que el remitente del correo electrónico es la Agencia Tributaria, cuando en realidad no lo es.
Estos enlaces redirigen al usuario a una página web que suplanta a la web de la Agencia Tributaria, donde se encuentra un formulario en el que debe introducir los datos personales y de la tarjeta de crédito para obtener el supuesto reembolso.
El mensaje que suplanta a la entidad estatal es el siguiente:
Observando detenidamente el cuerpo del mensaje se pueden apreciar deficiencias gramaticales en su redacción. Una vez se ha pulsado sobre el enlace adjunto, se abre el navegador para descargar el archivo malicioso, como puede observarse en la siguiente imagen.
El archivo descargado contiene el malware, que podría ser detectado por algunos navegadores, como archivo malicioso, notificándolo al usuario.
Recuerda que, si recibes una notificación por parte de la Agencia Tributaria u organismo gubernamental, debes acceder a través de la sede electrónica para comprobar las notificaciones o avisos que te envíen, nunca a través del enlace contenido en el cuerpo del mensaje.
En esta suplantación, los ciberdelincuentes tratan de engañar a sus víctimas haciéndoles creer que tienen pendiente un reembolso por parte de la Agencia Tributaria, e instándoles a hacer clic en un enlace para obtenerlo.
¿Como podemos prevenirlo?
No abras correos de usuarios desconocidos o que no hayas solicitado: elimínalos directamente.
No contestes en ningún caso a estos correos.
Revisa los enlaces antes de hacer clic, aunque sean de contactos conocidos.
Desconfía de los enlaces acortados.
Desconfía de los ficheros adjuntos, aunque sean de contactos conocidos.
Ten siempre actualizado el sistema operativo y el antivirus. En el caso del antivirus, comprueba que está activo.
En cualquier caso, nunca se deben facilitar datos financieros o personales si no se ha verificado previamente la autenticidad del mensaje recibido.
Y recuerda, el eslabón más débil de la cadena de seguridad somos nosotros. Pensemos un segundo antes de pinchar en cualquier enlace, tan solo un segundo.