Los países sudamericanos se unieron contra el tráfico internacional de armas de fuego durante la Operación Trigger VI, bajo la coordinación de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Antilavadodedinero / Dialogo
En el operativo participaron fuerzas de seguridad y militares de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa (dependencia de ultramar de Francia), Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
En Brasil, la Policía Federal (PF), representante de la Interpol en el país, llevó a cabo las detenciones.
“La operación posibilitó la incautación de 3961 armas de fuego, 41 335 municiones y 19 478 kilogramos de drogas, además de 3487 detenciones”, informó la PF, que contó con el apoyo del Ejército Brasileño y las Policías Civil y Militar de los 27 estados brasileños.
El 12 de marzo, agentes de la Policía Militar del estado de Pernambuco detuvieron a dos presuntos asaltantes de bancos que portaban tres fusiles (uno de ellos calibre 0.50, considerado armamento de guerra), además de nueve cargadores y más de 300 municiones, según Interpol.
El 15 de marzo, agentes de la PF y soldados del Ejército Brasileño confiscaron 62 armas ilegales que iban a venderse en un establecimiento de Cabo Frío, en el estado de Río de Janeiro.
En total, las autoridades de los 13 países confiscaron 90 000 municiones, indicó la organización policial internacional.
La operación también evitó delitos relacionados al tráfico de armas. En Bolivia, por ejemplo, la policía rescató a 33 víctimas de tráfico de personas, en la estación de autobuses de La Paz,
Jürgen Stock, secretario general de la Interpol, dijo en un comunicado que las armas de fuego representaban una “amenaza muy grave” para la seguridad y la estabilidad de Sudamérica.
“Es por eso que la cooperación transnacional de múltiples agencias es esencial para identificar y desmantelar al crimen organizado y a los grupos terroristas involucrados”, agregó Stock.