Un radar militar que Ecuador puso a funcionar hace dos semanas para luchar contra el narcotráfico sufrió este domingo 07 de noviembre una explosión sin dejar víctimas. Las autoridades no descartan que haya sido blanco de un ataque “terrorista”.
Antilavado de Dinero / DW.
“De momento no se podría descartar un posible atentado terrorista”, señaló el Ministerio de Defensa en un comunicado, en el que reportó que “se registró una explosión” en las instalaciones del radar colocado en un cerro de la población de Montecristi, en la provincia de Manabí, en el centro de la costa nacional.
Ecuador, ubicado entre Colombia y Perú -los principales productores mundiales de cocaína-, tiene previsto poner en funcionamiento otro radar para identificar vuelos ilegales en la provincia costera de Santa Elena (suroeste), según anunció el presidente conservador Guillermo Lasso.
El ministerio añadió que militares y policías investigan el hecho y tratan de determinar los daños ocasionados al funcionamiento del sistema de radar, a cargo de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) y que empezó a operar el 27 de octubre en Montecristi.
Punto estratégico contra el narcotráfico
El ministro de Defensa, Luis Hernández, indicó a periodistas que “hay daños materiales” y que “el radar no está funcionando, vamos a ver en qué tiempo se lo repara”.
El vocero de la presidencia, Carlos Jijón, manifestó a su vez que “el gobierno empeñará esfuerzos en comprar o en reemplazar el radar de inmediato, en su convicción de que la lucha contra el narcotráfico es esencial para los intereses del país”.
Hace dos semanas el comandante de la FAE, general Geovanny Espinel, indicó que Montecristi es un “punto estratégico del país, que permitirá la detección de tráficos aéreos no identificados”.
Ecuador, con 17,7 millones de habitantes, pasó de ser un país de tránsito a bodega de drogas y es clave para los narcos por sus fronteras permeables, una economía dolarizada e importantes puertos marítimos para la exportación.
Los decomisos de drogas, principalmente cocaína, alcanzaron el récord anual de unas 155 toneladas entre enero y octubre de 2021, mientras que la criminalidad en las calles y una guerra entre presos de bandas vinculadas al narcotráfico dejan más de 2.000 muertos este año.
