Explosivo informe sobre el asesinato del expresidente de Haití, Jovenel Moïse

Un nuevo y explosivo informe sugiere que el asesinato de alto perfil de Jovenel Moïse puede haber estado relacionado con una ofensiva contra el tráfico de drogas y una lista que estaba compilando de las élites empresariales y políticas en Haití involucradas en el comercio, añadiendo otra teoría a los posibles motivos del asesinato del expresidente.

Antilavadodedinero / InSightCrime

Antes de morir a tiros, Moïse había planeado entregar los nombres al gobierno de Estados Unidos, según un informe del New York Times publicado el 12 de diciembre. El Times habló con cuatro asesores y funcionarios haitianos de alto nivel que tenían conocimiento del documento. Funcionarios anónimos también dijeron al Times que los sicarios habían confesado haber saqueado la casa de Moïse en busca de la lista.

“El presidente había ordenado a sus funcionarios no dejar a nadie por fuera, ni a los operadores políticos que le habían ayudado a llegar a la presidencia”, informó el Times.

Una “figura central” incluida en la lista, según el Times, era el empresario Charles Saint-Rémy, alias “Kiko”. El Times informó previamente que funcionarios de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) que habían trabajado en Haití sospechaban sobre la participación de Saint-Rémy en el tráfico de drogas.

Según Keith McNichols, un exagente de la DEA que investigaba el contrabando de cientos de kilogramos de cocaína y heroína desde Colombia a Haití, Saint-Rémy se reunió en 2015 con altos funcionarios de la DEA. Esa investigación fue muy mal manejada, según los denunciantes de la misma DEA.

Saint-Rémy, quien respondió “no, no, no” al Times cuando se le preguntó sobre presuntos vínculos con el tráfico de drogas, es el cuñado del expresidente Michel Martelly, un amigo cercano del actual primer ministro Ariel Henry. El exfiscal jefe de Haití previamente acusó a Henry de estar conectado con el asesinato de Moïse.

Esta no fue la única acción que presuntamente emprendió Moïse contra el tráfico de sustancias ilícitas. A mediados de 2021, la DEA al parecer alertó a Moïse sobre dos pistas de aterrizaje clandestinas que se usaban para recibir avionetas cargadas de cocaína en una zona al norte de la capital, Puerto Príncipe. Moïse ordenó la destrucción de una de esas pistas, pero las autoridades locales al parecer se negaron a hacerlo, según el reportaje del Times.

A comienzos de ese año, un aliado cercano del expresidente también había ordenado al parecer medidas drásticas contra la industria de anguilas en el país, una actividad que la policía supuestamente investiga “como una manera de legitimar ganancias ilícitas”, explicó el reportaje.

Estas acciones y la supuesta lista fueron solo una de una “seguidilla más amplia de golpes dados por Moïse a poderosas figuras de las élites política y empresarial, algunos de ellos sospechosos de tráfico de drogas y armamento”, añadió el Times.

El nuevo reportaje suma una teoría más a la lista de posibles motivos para el asesinato del presidente Moïse. Pero su campaña antinarcóticos nunca fue tan ambiciosa, y el país no tiene una participación importante en el tráfico regional de cocaína.

Aparte de algunos arrestos y extradiciones aisladas, las fuerzas de seguridad de Haití no lograron capturar a ningún narcotraficante importante, ni a las poderosas élites que los protegían, bajo la vigilancia de Moïse. Podría decirse que el último gran golpe al narcotráfico en Haití fue el arresto de Guy Philippe, a quien la DEA trató de capturar en 2007 antes de que fuera condenado en 2017 por blanqueo de dinero de la droga en los Estados Unidos.

Lo cierto es que solo el ocho por ciento de la cocaína que sale de Suramérica transitó por el corredor este del Caribe que en 2019 pasó por Haití o República Dominicana, según el Balance Nacional sobre la Amenaza de las Drogas divulgado por la DEA en 2020. La vecina de Haití, la República Dominicana, ha surgido como un actor mucho más importante en el comercio transnacional de cocaína, gracias a su papel como centro regional para los buques portacontenedores, especialmente los que llegan de Venezuela.

(Gráfico cortesía del Balance de la Amenaza de las Drogas 2020, de la DEA)

En 2019, la policía haitiana incautó un total de solo 10 kg de cocaína. En 2020, el número aumentó a 103 kilogramos, según el Informe de Estrategia Internacional de Control de Estupefacientes (INCSR, por sus siglas en inglés) del Departamento de Estado para 2021. Dicho esto, las bajas cifras de incautaciones son probablemente una indicación más de las tristes operaciones antinarcóticos de la policía haitiana, lo que sugiere que la cantidad de cocaína que pasa podría ser mayor.

Pese a eso, notorios narcos, como Bedouin “Jaques” Ketant han usado a Haití en el pasado como punto de tránsito para grandes cargamentos de cocaína. Pero la gran mayoría de la cocaína que se dirige hacia el norte sale de Sudamérica a través de la ruta del Pacífico Oriental frente a las costas de Colombia y Ecuador. Las drogas luego pasan a través de Centroamérica antes de continuar hacia México y, finalmente, los Estados Unidos.

Además, en Haití no abundan pistas de aterrizaje clandestinas como las que, según se informa, eran blanco de los ataques de Moïse, al igual que en otras naciones que sirven como pasajes aéreos importantes como Guatemala y Honduras. En Honduras, las fuerzas armadas han destruido 21 pistas de aterrizaje solo este año, según informes de medios locales. Desde 2014, las fuerzas de seguridad han descubierto más de 320 pistas de aterrizaje.

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