Crimen organizado de Jamaica tras la caída de Dudus Coke

Al entrar en el gueto de Tivoli Gardens en West Kingston, las cicatrices de la batalla para detener al capo criminal más famoso de Jamaica, Christopher “Dudus” Coke, en mayo de 2010, están en todas partes. Los bloques de apartamentos se mantienen llenos de agujeros de bala, donde soldados y policías lucharon con pistoleros de Coke. Algunas calles todavía están bloqueadas por las barricadas improvisadas de concreto y postes de luz arrancados del piso, que los partidarios de Coke utilizaron para frenar a las fuerzas de seguridad.
El cementerio cercano contiene docenas de tumbas de personas que murieron en la violencia.
El reinado de Coke ha dejado marcas aún más profundas en muchos jóvenes de la zona. Toda una generación de narcotraficantes y sicarios creció bajo Coke, quien fue a la vez el “don” de Tivoli y el jefe de Shower Posse, desde 1992 hasta su extradición a Estados Unidos en 2010. Muchos todavía se refieren a Coke, también conocido como “El Presidente”, en términos casi mesiánicos y evocan su liderazgo. También aplican las habilidades criminales que aprendieron bajo Coke para seguir moviendo drogas a Estados Unidos y armas de nuevo a su país de origen.

Pandillas de Jamaica como Shower Posse tienen raíces políticas

Este artículo apareció originalmente en la publicación Combating Terrorism Center, la CTC Sentinel. Vea texto original, incluyendo las citas, aquí.
Este artículo examina cómo el crimen organizado de Jamaica se ha remodelado después del llamado “asunto Dudus”, que sacudió el sistema político de Jamaica como uno de los enfrentamientos más sangrientos del país desde su independencia en 1962. Mira cómo los políticos de Jamaica, al ver la amenaza planteada por Coke, han tratado de alejarse de su relación de larga data con los líderes de las pandillas. Se estima que la caída de Coke ha dejado un vacío de poder dentro de los guetos jamaiquinos que otros competidores están tratando de llenar. Traficantes jamaiquinos de Shower Posse y otras pandillas se han transformado en grupos más fragmentados para mantenerse fuera del radar de la policía. Estas células más pequeñas han sido eficaces en el tráfico de cocaína, lo que ha contribuido a que el Caribe recupere su punto de apoyo como un importante corredor de contrabando, desde Colombia a Estados Unidos.
De dons a traficantes
Cuando Jamaica obtuvo su independencia del Reino Unido en 1962, los políticos de la nación heredaron un país con grandes abismos entre los ricos, a menudo descendientes de propietarios de plantaciones, y los pobres, en su mayoría descendientes de esclavos. Muchos de los pobres fueron en manada a los cada vez más grandes guetos urbanos, especialmente en Kingston, que a menudo carecían de servicios básicos de saneamiento y de calles pavimentadas. Los líderes de la zona, o los hombres fuertes, surgieron en estos guetos, llegando a ser conocidos como los “dons” en la década de los setenta. Los dos principales partidos políticos, el Partido Laborista de Jamaica (JLP) y el Partido Nacional del Pueblo (PNP), financiaron a estos dons para que les entregaran votos a cambio de dinero y proyectos de desarrollo. Los territorios de los dons se conocían como guarniciones, debido a la forma en que fueron defendidos, como fortalezas con muchas entradas bloqueadas. Los dons de las guarniciones del JLP luchaban contra sus rivales de las guarniciones del PNP, desatando una intensa violencia política. Esta violencia alcanzó su punto máximo en el año electoral de 1980, cuando se registraron 889 asesinatos.
Tivoli Gardens en West Kingston fue emblemático de este sistema partidista, siendo apodado como la “madre de todas las guarniciones” por un jefe de la Fuerza de Defensa de Jamaica. Eligió a los funcionarios del JLP consistentemente durante cuatro décadas, mientras que las imágenes de los dons de Tivoli y sus “soldados” fueron pintadas en murales en sus calles. Los dons también controlaban los territorios a través de las áreas pobres de Kingston, Spanish Town, Montego Bay y otras parroquias.
Mientras esta violencia política se propagó en Jamaica, muchos de los criminales del país se fueron a Estados Unidos, construyendo redes de tráfico de marihuana y cocaína para los estadounidenses y llevando armas de regreso a su país. Alrededor de 1980, los traficantes de Tivoli Gardens, y algunas guarniciones aliadas, formaron Shower Posse, en Nueva York. Un miembro veterano describió en una entrevista cómo el nombre se derivó de su reputación por cubrir a sus enemigos de disparos.
“Queríamos sobresalir entre otras pandillas que ya estaban establecidas en Estados Unidos, para ganar nuestra reputación, para que la gente en la calle nos respetara”, dijo el miembro en una entrevista en Kingston. Los jamaiquinos de las guarniciones rivales del PNP siguieron sus pasos creando el Spangler Posse.
Las operaciones de Shower Posse en Estados Unidos estaban encabezadas por Vivian Blake, mientras que en Jamaica estaban controladas por Lester Lloyd Coke (también conocido como Jim Brown), el don de Tivoli Gardens. Shower Posse se extendió rápidamente por todo Estados Unidos, construyendo un bastión en Miami y expandiéndose a ciudades como Los Ángeles, Kansas City y Chicago, lo que ayudó a impulsar el crack. También tenía conexiones en lugares tan distantes como Londres. Defendió sus operaciones con mucha violencia. En la década de los ochenta y a principios de los noventa, Posse fue culpado por más de 1.000 asesinatos en Estados Unidos.
El Reinado de Dudus

Christopher “Dudus” Coke tomó el control de Tivoli Gardens y Shower Posse, tras la muerte de su padre, Lester Lloyd Coke, en 1992. Según los fiscales de Estados Unidos, Coke planeó el tráfico de toneladas de marihuana y cocaína durante casi dos décadas hasta su arresto en 2010. Una base principal de sus operaciones en Estados Unidos fue en el Bronx, pero él también construyó una importante red en Toronto, Canadá.
Shower Posse bajo Dudus Coke, sin embargo, parecía cometer mucha menos la violencia en las calles de Estados Unidos que en la década de los ochenta. Varias fuentes dijeron que Dudus prefería los negocios a la guerra y que trató de no provocar una reacción de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos.
“Él era un poco más conocedor de los negocios que su criminal típico”, dijo el ministro de Seguridad Nacional de Jamaica, Peter Bunting. “Había ido a una escuela secundaria reconocida, tenía sistemas de cámaras actualizados y tecnología en torno a su organización”.
Le tomó a los fiscales estadounidenses hasta el año 2009 para acusar a Coke, a pesar de que los crímenes que ellos citaron se remontaban a 1994. Finalmente lo acusaron de tráfico de cocaína, marihuana y armas de fuego, pero no pudieron vincularlo directamente a ningún asesinato en Estados Unidos.
Mientras que las calles de Nueva York se volvieron menos homicidas durante el reinado de Coke, Jamaica se volvió cada vez más violenta; alcanzó una tasa de 62,5 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2005, una de las más altas del mundo. Hombres armados de Tivoli Gardens fueron acusados de muchos de estos asesinatos, especialmente contra las guarniciones rivales. Sin embargo, el don de Tivoli, el mismo Coke, estaba operando abiertamente e incluso dirigió dos empresas fachada, Presidential Click e Incomparable Enterprises.
Coke reforzó su imagen pública mediante la realización de obras de caridad al estilo de Robin Hood, en Tivoli y en las guarniciones aliadas. Sus operarios repartirían libros escolares a los niños en eventos públicos antes de que comenzara el periodo escolar. También proporcionó conciertos semestrales gratuitos con algunos de los mejores artistas de reggae de Jamaica. A su vez, muchos cantantes, entre ellos el hermanastro de Bob Marley, Bunny Wailer, grabaron pistas alabando a Coke, lo que ayudó a construir un culto a la personalidad más grande que cualquier otro criminal de Jamaica.
Coke también ganó apoyo al castigar los llamados delitos antisociales, como la violación y el robo, en las comunidades que controlaba. En una entrevista con el autor, un operario de Shower Posse dijo haber visto a ejecutores llevando a cabo una paliza pública contra unos violadores bajo las órdenes de Coke. Aunque la policía rara vez se aventuraba en Tivoli, muchos residentes afirmaron que la zona era bastante segura. “Él tenía casi el estatus de una república, ya que la pandilla criminal coincidió con el control de una área geográfica, y además tuvo fuertes conexiones politicas”, dijo el ministro de Seguridad Bunting.
En 2007, el primer ministro Bruce Golding volvió a llevar al JLP al poder, cuando representaba la misma circunscripción que incluía a Tivoli. En 2009, Estados Unidos acusó a Coke y emitió una orden de extradición contra él. Golding se negó a aceptarla, diciendo que incluía información de escuchas telefónicas no autorizadas del teléfono de Coke.
La negativa de Golding para arrestar y extraditar a Coke desató la indignación de los políticos de la oposición de Jamaica y la condena de los funcionarios estadounidenses. Después de meses de presión, Golding finalmente se rindió y se emitió una orden de arresto en mayo de 2010. Hombres armados leales a Coke reaccionaron atacando las estaciones de policía, lo que provocó un estado de emergencia y la movilización del ejército y la policía. El número de guarniciones que se levantaron reveló el grado en el que la influencia de Coke se había extendido más allá de su base central en Tivoli.

Durante los disturbios, las fuerzas de seguridad de Jamaica fueron acusadas de cometer abusos generalizados contra los Derechos Humanos, incluyendo tiroteos en contra de civiles desarmados. Sin embargo, tomaron el control de las guarniciones de los pistoleros de Coke y arrestaron a más de 500 presuntos delincuentes, quienes permanecen temporalmente en un estadio deportivo nacional. El propio Coke se escapó de la incursión inicial, pero fue detenido varias semanas después, disfrazado de mujer y acompañado de un reverendo. Coke dijo que se dirigía a la Embajada de Estados Unidos para entregarse, temiendo que pudiera ser asesinado por las fuerzas de seguridad de Jamaica.
¿El fin de la política Don?
El asunto de Dudus mostró cómo los dons y las guarniciones originalmente fortificadas por los políticos de Jamaica habían sobrepasado su control y ahora amenazaban al mismo Estado. Golding fue muy criticado por defender a un traficante de drogas de su circunscripción y su partido perdió las elecciones de 2011 contra el PNP. Los políticos de ambos partidos ahora tratan de distanciarse de los dons y de otros mafiosos.
Si bien ha habido un cambio real en el diálogo, se necesita más progreso para cortar los contactos entre los políticos de Jamaica y los dons. El portavoz de la oposición del JLP en la justicia, Delroy Chuck, admitió que se necesita más trabajo para romper el hábito de muchos políticos de utilizar las áreas de los dons para obtener votos. “Muchos políticos permanecieron en el poder durante décadas debido al sistema de don, así que no tienen ningún incentivo para cambiarlo”, dijo Chuck. “Es difícil romper ese cordón umbilical”.
El episodio de Coke, sin embargo, también mostró a los grupos criminales de Jamaica cómo el alto perfil de una zona don tiene desventajas. Cuando una corte federal de Manhattan en 2012 condenó Coke a 23 años de prisión, los traficantes pudieron ver cómo el culto a la personalidad de Coke lo puso en el radar de las autoridades estadounidenses. En respuesta, muchos traficantes en Jamaica están operando en redes más pequeñas, más independientes de dons y tratando de mantener un perfil bajo. “A menudo usted ve a las mismas personas que trabajaron con Shower por años, pero ahora ellas desean ocultar esa conexión para vencer los cargos de conspiración”, dijo un operario de Shower Posse.
Un ejemplo, de estos grupos de traficantes más fragmentados, fue expuesto en los arrestos realizados por agentes de Estados Unidos en octubre de 2013. En una investigación llamada Operación Next Day Air, que involucró a diez agencias de Estados Unidos, incluyendo la Agencia Antidrogas (DEA), nueve personas fueron detenidas en una red de tráfico que se extendía desde Jamaica hasta New Jersey y California. Aunque los sospechosos tenían vínculos con las guarniciones de West Kingston, no fueron inmediatamente vinculados con una pandilla o don particular.
Estos grupos más fragmentados han sido eficaces al mover grandes cantidades de cocaína a través del Caribe, ayudando a revitalizarlo como un importante corredor de contrabando. La DEA informó que 87 toneladas de cocaína fueron incautadas en el Caribe en 2012 (casi el doble que en 2011) y otras 44 toneladas en el primer semestre de 2013. Las incautaciones en el Caribe representan actualmente el 14 por ciento de la cocaína que tiene como destino Estados Unidos. Este cambio se produce tras el crecimiento de una mayor seguridad en la frontera sur de Estados Unidos y de años de altísimas tasas de violencia relacionada con las drogas en México. Las incautaciones de cocaína también se están haciendo en Puerto Rico y República Dominicana, así como en Jamaica.
Paraíso tropical

Los disturbios en torno a Dudus Coke desataron escenas de violencia que amenazaron la imagen de Jamaica como un paraíso tropical, visitado por dos millones de personas al año. El turismo, sin embargo, sólo cayó un 2,4 por ciento en los meses inmediatamente siguientes a los disturbios y ha estado creciendo desde entonces. La gran mayoría de los homicidios de Jamaica tienen lugar en las guarniciones, lejos de las zonas turísticas. Sin embargo, las pandillas de estas guarniciones continúan vendiendo drogas y prostitutas en las zonas turísticas, incluyendo Montego Bay.
La imagen de Jamaica también mejoró debido a una disminución en la tasa de homicidios inmediatamente después a la detención de Coke. El número de homicidios se redujo en un 34 por ciento, de 1.683 en 2009, un año antes de su detención, a 1.113 en 2011, un año después. La explicación más común de este declive es la detención masiva de presuntos sicarios durante el estado de emergencia. Sin embargo, la tendencia ha comenzado a aumentar de nuevo, con cerca de 1.200 asesinatos en 2013.
Algunos de estos recientes asesinatos han tenido lugar en Tivoli y en las guarniciones cercanas, por parte de pandilleros que luchan por establecerse como el nuevo líder del área. Desde que Coke fue detenido, ninguna figura única se ha convertido en el nuevo don en su lugar, y hay por lo menos cuatro grupos que luchan por el poder en Tivoli. Algunos residentes evocan los días de un solo hombre fuerte y esperan que otro tomará el lugar de Coke. “Dudus pudo haber hecho algunas cosas malas pero mantuvo el orden”, dijo el operador de mercado Romino Wilkins. “Ahora usted no sabe quiénes son estos hombres malos en la calle y están fuera de control”.
Conclusión
Tras el “asunto Dudus”, los traficantes de Jamaica se han fragmentado en grupos más pequeños para evitar la detección y los cargos de conspiración. Estos grupos han sido eficaces en el contrabando, y el Caribe se ha vuelto más importante como un corredor para la cocaína que va con destino a Estados Unidos. La pérdida de Coke, sin embargo, ha dejado un vacío de poder en ciertos guetos jamaiquinos. Un nuevo hombre fuerte puede surgir para llenar este espacio, a menos que se resuelvan las causas fundamentales de la delincuencia y la violencia en estas zonas.
Los disturbios en Jamaica, en torno a la detención de Coke, también mostraron cómo hombres armados criminales pueden desencadenar una violencia que supera a la seguridad pública, hasta convertirse en un asunto de seguridad nacional, poniendo en peligro al propio Estado como ha sucedido en otros países, entre ellos México. Políticos jamaiquinos parecen haber aprendido de esta confrontación y se han alejado de sus vínculos históricos con las pandillas criminales en los últimos tres años. Sin embargo, estos enlaces tienen raíces profundas, y queda por ver si los políticos jamaiquinos evitarán volver a recurrir a los líderes de las pandillas para obtener votos en el futuro.
Ioan Grillo es un periodista ubicado en Ciudad de México. Ha cubierto Latinoamérica y el Caribe desde 2001 para los medios, incluyendo la revista Time, Reuters y el Sunday Telegraph. Es autor del libro El Narco: En el corazón de la insurgencia criminal mexicana, que fue finalista en el Festival de Libros de Los Ángeles Times y el Premio Orwell.
*Este artículo apareció originalmente en la publicación Combating Terrorism Center, la CTC

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