De la mano de aliados y socios, el cártel de Sinaloa logró, por fin, afincarse en la Ciudad de México, el mercado de consumo de drogas más grande de América Latina, y convirtió a la capital de país en su nuevo bastión territorial.
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Las áreas de inteligencia del gobierno capitalino, así como de la Secretaría de la Defensa Nacional han confirmado que el cártel que dirige Ismael “El Mayo” Zambada ya tiene múltiples representantes y operadores en la ciudad de México y opera el movimiento de drogas desde Puebla, donde los aviones provenientes de Sudamérica aterrizan repletos de drogas en pistas clandestinas.
También controlan el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, donde la droga arriba en aviones comerciales. El cártel sinaloense tiene un objetivo claro: desplazar a los grupos rivales y apoderarse del tráfico de drogas y del mercado de consumo, uno de los más atractivos para los grupos criminales.
El Cártel de Sinaloa se apresta a conquistar la Ciudad de México, uno de los principales mercados de alto consumo de drogas, y para ello ha incrementado su presencia a través de operadores y representantes, quienes realizan tareas de relaciones públicas, reciben cargamentos y distribuyen una alta gama de narcóticos entre los consumidores.
Lo anterior ya fue reconocido por las autoridades capitalinas, entre otros, por Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana en la capital del país, quien aceptó que el cártel de Sinaloa, encabezado por Ismael “El Mayo” Zambada ha decido apoderarse del mercado de la ciudad de México.
En la capital del país operan cuatro cárteles: Unión Tepito, cártel de Tlahuac, Grupo Anti-Unión y cártel de Neza, todos ellos rivales; ahora, las autoridades han detectado una fuerte presencia del cártel de Sinaloa y amplias redes de operadores que responden a los intereses de Rafael Caro Quintero, el capo que en 2013 fue liberado mediante argucias legales sin sustento.
Durante el gobierno de Felipe Calderón, el llamado “presidente de la guerra”, el cártel de Sinaloa mantuvo el control de la capital del país: tuvieron exclusividad en las operaciones de recepción de drogas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde el verdadero jefe de la mafia era Rey Zambada García, hermano de Ismael “El Mayo” Zambada.
En aquellos años, el cártel de Sinaloa, entonces comandado por Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, recibían cargamentos de droga procedentes de Centroamérica y Sudamérica en aviones comerciales; la organización criminal también mantuvo un fuerte control entre el personal de las aduanas, pues muchos funcionarios eran, en realidad, operadores del crimen organizado.
El cártel de Sinaloa es el grupo criminal que más creció durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón. Por ello, la organización criminal tiene presencia en 22 de los 31 estados de la República, con centros importantes en la Ciudad de México, Tepic, Nayarit; Toluca, Estado de México; Zacatecas, Guadalajara y gran parte del estado de Sinaloa. El cártel está involucrado en el tráfico de cocaína, droga que le surten sus socios colombianos. También ha incursionado en el trasiego de drogas sintéticas –el fentanilo y otras –que introducen a Estados Unidos.
De acuerdo con informes de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana de la capital del país, el cártel de Sinaloa ha enviado a representantes a la ciudad de México para intentar expandir su presencia en el mercado de los narcóticos.
La confirmación de lo anterior se efectuó tras la ejecución de varias detenciones de personajes relacionados con “El Mayo” Zambada, jefe de la organización. García Harfuch también reconoció la presencia de Sinaloa en la capital del país:
“Se registraron dos detenciones en 2021, pero en diciembre tuvimos otras cuatro y en enero hicimos dos aseguramientos importantes de droga, donde tienen vínculos grupos criminales del norte del país.
“En Concreto sí creemos que hay una presencia y una intención de entrar al mercado de la ciudad de México, pero tengan la seguridad de que estamos alerta para continuar deteniendo a estas personas”, dijo el funcionario, quien es hijo de Javier García Paniagua, un político jalisciense que fue titular de la extinta Dirección Federal de Seguridad en el gobierno de José López Portillo.
–¿Desde cuándo detectaron que el cártel de Sinaloa tiene presencia en la Ciudad de México? –se le preguntó a García Harfuch.
“Nosotros creemos que estas organizaciones grandes siempre han tenido presencia en la ciudad de México y constantemente, al ser organizaciones delictivas con grandes recursos, siempre van a intentar tener mayores espacios en la ciudad de México.
Diversas detenciones de personajes ligados al cártel de Sinaloa permiten confirmar que ese grupo criminal ya opera abiertamente en la capital del país.
El pasado 5 de febrero de 2022, por ejemplo, se realizó la detención de un sujeto ligado al cártel de Sinaloa en la ciudad de México, Su nombre: Josué Ramón “M”, apodado “El Pollo”. Fue capturado por elementos de la Marina en el barrio de Tepito.
La detención se efectuó tras la implementación de un operativo de seguridad conjunto entre la Marina y elementos de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. También fueron cateados ocho domicilios en zonas aledañas que eran refugios de “El Pollo”.
Durante el operativo se estableció un perímetro entre las calles Granada, Gorostiza, Tenochtitlán, Toltecas y Avenida del Trabajo, en la colonia Morelos. El resultado fue la detención de dos sujetos más y una mujer, quienes fueron acusados de almacenar y comerciar con drogas.
El 15 de mayo de 2021, personal de la SSC capturaron a Gilberto Pérez Camacho, “El Mex”, quien fungió como enlace del cártel de Sinaloa en la ciudad de México.
Según la ficha criminal, “El Mex” recibía cargamentos de droga en pistas clandestinas del estado de Puebla, las cuales provenían de diferentes partes de Sudamérica y eran transportados por pilotos mexicanos y extranjeros, quienes estaban bajo las órdenes del presunto criminal.
No es todo: El 13 de enero último, policías de la Ciudad de México arrestaron a Rodolfo Moreno y Marco Murguía mientras circulaban a bordo de un vehículo BMW blanco. Iban armados y llevaban consigo cinco paquetes de cocaína. La detención se efectuó en la avenida presidente Mazarik, en la colonia Polanco.
De acuerdo con el reporte de las autoridades, los detenidos –de 21 y 27 años de edad –notaron la presencia policial, por lo que aceleraron la marcha del vehículo e intentaron cambiar de dirección. Por ello les fue marcado el alto. Cuando descendieron fueron inspeccionados y en el interior del automóvil fue hallada la droga, así como armas cortas, una de ellas, según las autoridades, estaba bañada en oro.
Las autoridades aseguraron que los detenidos son originarios de Sinaloa y Sonora, respectivamente; el mayor de ellos, dicen los reportes, está relacionado con una célula delictiva dedicada a la distribución de drogas.
Sinaloa: La expansión imparable
Después del proceso electoral del 6 de junio de 2021, donde el Partido de Regeneración Nacional (MORENA) lo ganó casi todo, el cártel de Sinaloa se posicionó en territorios que anhelaba pero que no podía controlar debido a la presencia del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), su acérrimo rival en el mundo de las drogas.
Ahora, con los triunfos de MORENA en Sinaloa, Sonora y Baja California, el cártel que comanda Ismael “El Mayo” Zambada se colocó como la primera fuerza criminal en la zona norte del país y, a través de diversas alianzas, ahora domina todo ese corredor, uno de los más importantes en el tráfico de drogas –entre ellas la cocaína, heroína, drogas sintéticas y fentanilo –así como el tráfico humano, otro de los negocios boyantes de esa organización criminal.
Se asegura que los operadores del cártel de Sinaloa fueron una pieza clave para que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador obtuviera el triunfo en trece de las quince gubernaturas que se disputaron el pasado 6 de junio de 2021; con ello, el grupo sinaloense más poderoso del mundo se colocó como una fuerza criminal importante. Lo curioso de todo esto es que ninguno de sus miembros son perseguidos por la justicia, a pesar de que su líder –“El Mayo” Zambada –es reclamado por la justicia estadunidense por tráfico de estupefacientes y existe una recompensa de 15 millones de dólares por su cabeza.
Con el posicionamiento logrado en los estados de Sinaloa, Sonora y Baja California –además de los municipios aledaños a estas entidades –el cártel de Sinaloa ya cuenta con un amplio dominio territorial que lo convirtió en un cártel más que boyante en el mercado de las drogas.
Y es que su dominio territorial le permite diversas facilidades para traficar drogas hacia Estados Unidos. Una ciudad clave para este propósito es Tijuana, donde el cártel del mismo nombre encabezado por los Arellamo Félix han establecido alianzas con los sinaloenses, algo que habría sido impensable en la época de Benjamín y Ramón Arellano, fundadores del legendario y violento cártel de Tijuana, uno de los primeros que logró alianzas internacionales: se asoció con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un movimiento guerrillero que se ligó al tráfico de drogas en la década de los ochenta y noventa.
El cártel de Sinaloa lo ha tocado absolutamente todo desde que fue reactivado, en el año 2001, tras la fuga de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, quien se evadió del penal de Puente Grande dieciséis días después de que el entonces presidente Vicente Fox tomó posesión como presidente de la República.
Ese grupo criminal fue, en estricto sentido, un proyecto de la derecha: se rearticuló con Fox y se consolidó con Felipe Calderón –el llamado “presidente de la Guerra” –en cuyo gobierno esa organización criminal tuvo la capacidad para tener a su disposición una secretaría de Estado: la Secretaría de Seguridad Pública que encabezó en ese sexenio Genaro García Luna, actualmente preso en Estados Unidos por brindar protección a esa organización criminal.
Con Enrique Peña Nieto, los líderes de ese cártel –Juan José Esparragoza Moreno, El Azul”; Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapo” Guzmán nunca fueron perseguidos puntualmente, todo lo contrario, se les brindó cobijo oficial. Debido a la presión internacional que ejerció el gobierno de Estados Unidos, en el segundo tramo de ese periodo gubernamental el entonces poderoso líder de ese clan empezó a ser buscado. Fue en 2014 cuando dieron con su paradero y lo encarcelaron en el penal de La Palma, de donde otra vez se fugó con apoyo gubernamental. Se dijo que mandó a cavar un túnel y por ahí se escapó. La realidad es que le abrieron la puerta.
Esparragoza Moreno, “El Azul”, optó por autodesaparacerse: lo dieron por muerto, según la versión de su familia, falleció después de sufrir un accidente automovilístico. Pero hasta la fecha ninguna autoridad extranjera ni mexicana ha confirmado que el capo esté muerto. Un dato que nos aproxima a considerar que esté vivo es que en el actual gobierno se consolida el proyecto que él siempre anheló: construir una Federación de organizaciones criminales que controlen el negocio del tráfico de drogas en el país, que se pongan de acuerdo en el manejo de los negocios y territorios y que no generen violencia. Todo indica que el gobierno de la Cuarta Transformación consideró viable ese proyecto. Por ello, les concedió los territorios al crimen a cambio de que MORENA obtuviera triunfos arrolladores, como ocurrió, e la elección del pasado 6 de junio.
Así, el proyecto criminal y político se consolida.
Todo esto viene a cuento precisamente porque el cártel de Sinaloa ha negociado con todos los gobiernos. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto ese grupo criminal lavó dinero a través de diversas empresas que son investigadas en Andorra, España, junto con el abogado Juan Collado Mocelo, defensor de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto, respectivamente.
De acuerdo con las investigaciones realizadas por las autoridades de Andorra, el abogado postulante –quien está preso desde julio de 2019 – cobró en ese paraíso fiscal 45.9 millones de dólares de una red empresarial usada por el cártel de Sinaloa para blanquear fondos, según una denuncia periodística del diario “El País”.
En total son catorce empresas con cuentas en la banca privada de Andorra a las que recurrió para lavar su dinero la organización de “El Chapo” Guzmán. Según el periódico español, entre 2009 y 2013, movieron sumas multimillonarias a esa institución financiera, cuyo objetivo fue lavar los fondos.
Dice El País que las sociedades supuestamente eran instrumentos, no tenían actividad real y fueron empleados también por otros grupos y organizaciones para el blanqueo de capitales.
Para indagar quien o quienes se esconden tras el patrimonio de Collado –presuntamente los expresidentes Salinas y Peña, entre otros políticos acaudalados –las autoridades de Andorra solicitaron en mayo de 2017 a los investigadores identificar a los ciudadanos mexicanos que enviaran dinero al letrado, por ser su eslabón imprescindible a fin de determinar el origen de los fondos.
También se pidió entonces información sobre 23 cuentas en la BPA –entre otras unas 14 que fueron usadas por el cártel de Sinaloa –para averiguar la identidad de sus auténticos representantes.
En todo este enjuague está implicado el abogado Collado Mocelo, quien sigue preso en una prisión de la ciudad de México acusado de delincuencia organizada y lavado de dinero.
Las conexiones criminales
La situación legal que enfrenta el abogado Juan Collado Mocelo, defensor de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto, se agrava. Hace apenas un año fue detenido por cargos de lavado de dinero y delincuencia organizada y ahora la Fiscalía General de la República (FGR) le fincó otro delito, el de defraudación fiscal por 36 millones de pesos, fondos que habría depositado en Andorra, España.
El abogado, quien antes de ser detenido se daba una vida de lujos y excesos, como el que mostraron las redes sociales tras la boda de su hija, donde el invitado especial fue el cantante Julio Iglesias, quien cantó en la fiesta, tendrá que demostrar de dónde obtuvo los recursos que dispone y que mantuvo celosamente guardados en bancos extranjeros.
Además, Collado Mocelo era abogado y socio de la caja de ahorro popular La Libertad, donde presuntamente se lavó dinero del crimen organizado, particularmente de Los Zetas, aunque también se dijo –y esa es la base de la investigación que realiza la FGR –que en dicha caja popular había dinero de los expresidentes Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto y que Juan Collado era, en realidad, el testaferro de los exmandatarios.
Las cosas empezaron a ir mal para Juan Collado tras ser denunciado por uno de los socios de la caja popular La Libertad, quien dijo que el abogado lo despojó de un inmueble valuado en varios millones de pesos. A partir de ese caso, la FGR empezó una investigación que hasta la fecha continúa y que fue la base para solicitar ante un juez federal la orden de aprehensión que mantiene al defensor en prisión.
El día que fue detenido, Juan Collado se encontraba con Carlos Romero Deschamps, entonces poderoso líder petrolero, su cliente. Ambos se disponían a comer en el restaurante “Morton´s”, en Las Lomas de Chapultepec. Cuando los agentes federales ingresaron al sitio se dirigieron a la mesa donde estaban ambos personajes. Algunos comensales y meseros que presenciaron la escena contaron que al ver a los agentes Romero Deschamps se tiró al piso porque pensó que iban por él. Sin embargo, detuvieron a Juan Collado, quien en ese momento fue llevado a un vehículo y presentado ante la FGR, concretamente ante a Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (Seido), donde rindió su declaración respecto a los delitos que se le imputaron.
Collado Mocelo está casado con la actriz Yadira Carrillo, quien ahora se queja por falta de dinero.
Las investigaciones en contra del abogado incluyen varios países. México, Estados Unidos y España. En este último país, donde radica el expresidente Peña Nieto desde que concluyó su mandato, Collado Mocelo dispuso de más de 30 millones de pesos de un banco, dinero que, de acuerdo con la FGR, no ha podido ser acreditado y se desconoce su origen.
El caso de Juan Collado abrió la posibilidad de que los expresidentes Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto puedan ser investigados, ya que se su defensor presuntamente venía fungiendo como su presunto testaferro, de acuerdo con las investigaciones de la FGR, aunque tal señalamiento no ha podido ser acreditado por las autoridades federales.
La caída de Joaquín “El Chapo” Guzmán y la reciente captura de su hijo, Ovidio Guzmán, “El Ratón”, no mermó al grupo criminal que tiene presencia en cien países.
Como le dijo “El Mayo” Zambada a Julio Scherer en aquella entrevista memorable: “Si yo caigo, todo seguiría igual”.