Kirim, mafioso contrabandista explica que decidió romper lazos con los criminales rusos. A este contrabandista, la guerra lo obligó dejar de participar en una de las redes mafiosas más poderosas del mundo.
Este tráfico transfronterizo de drogas, armas y seres humanos entre Rusia y Ucrania nació de las ruinas de la Unión Soviética, pero desde que empezó la invasión rusa en 2022, se vio trastocado.
«La gran mayoría de los criminales ucranianos se pusieron de parte de Ucrania, pero también los hay que siguen colaborando con Rusia», explica Kirim, de 59 años, en una cafetería de la ciudad portuaria de Odesa, en el sur del país.
Al atacar Ucrania, las tropas rusas cortaron una ruta de contrabando que abarcaba cientos de kilómetros desde Rusia hacia Europa.
El crimen organizado de los dos países, que comparten lazos históricos, lingüísticos y culturales, prosperó en los turbulentos años 1990, gracias a la corrupción.
«Era uno de los ecosistemas criminales más unidos de Europa. Entre los dos formaban uno solo», señaló a la AFP Tuesday Reitano, vicedirectora de la oenegé Global Initiative Against Transnational Organized Crime.
Sin embargo, la guerra levantó varias barreras físicas al tráfico, entre los combates en el frente y los puestos de control. Eso, sin tener en cuenta el enorme sufrimiento causado por la invasión.
Entre los mafiosos ucranianos se ha ido asentando un sentimiento de «nosotros contra ellos», hasta el punto de que «incluso los criminales se sienten patriotas», comenta Reitano.
Kirim se presenta como un patriota y asegura que ha puesto fin a todos sus contactos de contrabando con los rusos. Según él, hay criminales que financian tanto los esfuerzos bélicos de Ucrania como obras de beneficencia.
Algunos, afirma, incluso participan en los combates.
En algunos casos, los criminales se aprovecharon del estado de guerra para intentar mejorar su imagen o conseguir un trato benevolente de las autoridades a cambio de su apoyo, agrega.
Otro miembro de la mafia de Odesa, que responde al apodo de Alexander, también se definió como un patriota, negándose a trabajar con los rusos.
Este cobrador de deudas de 40 años subraya, no obstante, que el código de conducta de los gánsteres prohíbe cualquier cooperación con el Estado ucraniano, que describe como profundamente corrupto.
«No quiero luchar por ellos, pero lucharé por mi ciudad», afirma, dándole un trago a su segunda cerveza de la mañana.
Los dos gánsteres cuentan que los servicios de seguridad ucranianos ordenaron a la mafia que interrumpiera sus actividades cuando Moscú invadió el país, y le pidieron a sus miembros cualquier información que tuvieran sobre los rusos.
Los servicios de seguridad ucranianos afirmaron a la AFP que «neutralizaron» en la primavera boreal de 2022 a un poderoso grupo criminal de Odesa, que cooperaba con Moscú y que «aterrorizaba e intimidaba a los habitantes».
Por muy patrióticos que aseguren ser, los criminales ucranianos también se aprovechan a veces del terreno dejado por los rusos.
Cuando estalló la guerra, miembros de grupos criminales organizados internacionales de alto nivel abandonaron Rusia y Ucrania y se trasladaron a regiones menos turbulentas como Asia central y los Estados del Golfo.
«Sabemos que todavía hay mucha cooperación entre la mafia rusa y la ucraniana fuera de Ucrania», apostilla Tuesday Reitano.
Según la agencia de la Unión Europea para la cooperación policial, Europol, es muy probable que los gánsteres de ambos países sigan trabajando juntos.
Los criminales utilizan más de una ruta de contrabando, y que corten una de ellas no les impide continuar traficando. Se adaptan y diversifican sus operaciones.
«Prestan atención a los beneficios y, pese a la guerra, continúan con sus actividades criminales, buscando mejores oportunidades», explica Catherine De Bolle, directora de Europol.
«De momento, no vemos ninguna escisión entre la mafia rusa y la ucraniana», zanja.
En Odesa, con los rusos o sin ellos, y a pesar de los obstáculos puestos por la guerra, los gánsteres siguen manos a la obra.
«Pese a todo, esto sigue. Odesa sigue siendo Odesa», suelta Kirim, encogiéndose de hombros.