El diario estadounidense The New York Times reveló, a través del análisis de unos 23,000 mensajes y archivos, nuevas relaciones entre autoridades de los tres niveles de gobierno y narcotraficantes en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, en 2014.
El diario estadounidense The New York Times reveló, a través del análisis de unos 23,000 mensajes y archivos, nuevas relaciones entre autoridades de los tres niveles de gobierno y narcotraficantes en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, en 2014.
En el reportaje “Es una revelación: miles mensajes de texto dan nuevas pistas del caso Ayotzinapa”, publicado por The New York Times, se analizan 23,000 mensajes de intercepciones telefónicas y archivos que exhiben las relaciones entre integrantes de Guerreros Unidos, la policía y el Ejército.
Los mensajes, cita el reportaje, fueron obtenidos por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) en 2014 al interceptar llamadas y mensajes de textos de autoridades locales y sicarios de la zona. Los mensajes obtenidos no abarcan la noche de la desaparición.
Los mensajes interceptados revelan, por ejemplo, que un teniente “armó a sicarios vinculados al cártel y, según un testigo, ayudó a la policía a intentar ocultar su participación en el crimen luego de que los estudiantes fueron secuestrados y asesinados”.
El Times asegura que el reportaje que en la nómina de Guerreros Unidos también se encontraban rescatistas y forenses.
De acuerdo con los mensajes, se concluye en la investigación periodística, los normalistas habrían sido asesinados por los integrantes Guerreros Unidos debido a que los confundieron con la incursión de un grupo enemigo.
Un grupo habría sido incinerado por un forense coludido con el cártel, mientras que los demás habrían sido desaparecidos.
Otro de los hechos que se reitera en el reportaje es que el Ejército conoció pocos días después de la desaparición de los normalistas, algunos de los cuales podrían haber estado vivos. Sin embargo, no hay evidencia de que la milicia se contactara con otras instituciones para rescatarlos.
Omar Gómez Trejo, quien fuera fiscal del caso conoció apenas en 2022 los mensajes de la DEA. Lo anterior, según se precisó en el reportaje, se debió a la poca confianza que tiene dicha institución estadounidense a sus contrapartes mexicanas.
