La agencia de cooperación policial europea, Europol, ha identificado 821 redes de delincuencia organizada «muy amenazantes» en la Unión Europea (UE). Muchas de ellas desarrollan sus actividades delictivas en España. entre otros países.
Un informe publicado este viernes, el primero que analiza en profundidad los detalles que hacen a esas organizaciones tan peligrosas, se basa en datos aportados por los Estados miembros y 17 países socios de la agencia policial.
El estudio, presentado en Bruselas, es un «paso» para entender cómo funcionan esas redes y cuáles son sus capacidades básicas, indicó Europol.
En España operan redes integradas por nacionales de países del Este, así como belgo-neerlandesas, de los Bálticos, rumanas o polacas, entre otras.
«Cada una de las 821 redes criminales más amenazantes identificadas es única. Varían significativamente en términos de composición, estructura, actividad criminal, control territorial, duración en el tiempo, tipos de cooperación y una variedad de otras dimensiones», indica el documento.
Sin embargo hay unas características comunes que las convierten en especialmente «amenazantes», empezando por su infiltración en el sistema legal, que hacen que una red sea «omnipresente y destructiva».
De hecho, más del 80% de las redes delictivas activas en la UE hacen un uso indebido de las estructuras empresariales legales (LBS según sus siglas en inglés) para sus actividades delictivas.
Los datos muestran que esas estructuras están infiltradas o son utilizadas por redes criminales «en casi todos los sectores, incluidos el turismo, el reciclaje, el bienestar y las asociaciones deportivas, así como en actividades minoristas y culturales».
Tres sectores se ven particularmente afectados por la infiltración o el abuso delictivo: la construcción, la hostelería y la logística, es decir, empresas de transporte y de importación y exportación.
Otra de las características de las organizaciones más peligrosas es su «agilidad» para «infiltrarse de manera extensa» y la aplicación de estrategias que les permiten perdurar en el tiempo.
Además, «no tienen fronteras», su alcance es internacional así como los miembros que las integran, aunque a menudo limitan su actividad delictiva a una región o a un número limitado de países.
Sobre cómo se dirigen, Europol explica que aunque se suele observar un fuerte liderazgo cercano a las operaciones, también es posible mantener el control de manera remota.
Tienden a especializarse en un negocio principal y operan con un amplio grado de independencia.
Tráfico de drogas
En cuanto a su actividad, la mitad de estas organizaciones están involucradas en el tráfico de drogas como negocio principal aunque también se dedican al fraude, a delitos relacionados con la propiedad, el tráfico de migrantes y de personas.
El blanqueo del dinero se realiza sobre todo a través del sector inmobiliario (así ocurre en el 41% de los casos).
Otras técnicas comunes de lavado de dinero incluyen inversiones en bienes de alto valor como oro y artículos de lujo (27%), el uso de negocios con uso intensivo de efectivo, por ejemplo en el sector hotelero (20%) y el uso de criptomonedas (10%).
Como ejemplo, el informe cita el caso de un empresario italiano de origen argentino afincado en Marbella que utiliza sus empresas para ocultar actividades tanto de tráfico de drogas como de blanqueo de capitales.
Entre las que dirige figura una que importa plátanos de Ecuador a la UE y posee además centros deportivos en Marbella, centros comerciales en Granada y múltiples bares y restaurantes.
Un cómplice suyo albanés, afincado en Ecuador, se encarga de la importación de cocaína de Colombia a Ecuador y su posterior distribución a la UE.
Según Europol, las empresas frutícolas ecuatorianas son utilizadas como fachada para estas actividades criminales.
Aunque no todas las redes utilizan violencia y corrupción, hacerlo aumenta su nivel de amenaza.
Hay otros elementos para entender mejor su funcionamiento, pero que no necesariamente las hacen más peligrosas, empezando por su estructura.
La mayoría están organizadas de manera jerárquica, y aunque un liderazgo fuerte es importante, no está necesariamente vinculado a individuos específicos y en algunos casos es reemplazable (por herencia, delegación o reorganización) y continúa incluso después de la condena.
En cuanto a las nacionalidades de los miembros, el informe apunta a la «gran variedad» existente y destaca que, además del objetivo criminal común, «las redes criminales se forman y persisten debido a una fuerte cohesión social», algo que también sirve para atraer a los jóvenes.
A la hora de combatirlas, indica Europol, se deben examinar «no sólo las principales actividades delictivas, sino también las actividades de apoyo y subsidiarias que permitan y apoyen a las redes y les permitan durar largos períodos», así como la necesidad de «cooperación internacional e interregional».