En los últimos años, los ciberataques han mostrado un incremento alarmante, afectando tanto a personas como a empresas e instituciones gubernamentales. Este fenómeno, impulsado por el rápido avance tecnológico y la creciente digitalización, representa un desafío crítico para la seguridad digital.
Las modalidades más comunes incluyen phishing, ransomware y robos de identidad, todos ellos dirigidos a explotar vulnerabilidades humanas y tecnológicas.
El phishing es una de las estrategias de ciberataque más utilizadas por los delincuentes digitales para engañar a las personas y obtener información confidencial, como contraseñas, números de tarjetas de crédito o datos personales.
Los atacantes usan correos electrónicos, mensajes, redes sociales o llamadas, simulando ser entidades confiables para engañar a las víctimas y obtener información sensible o inducir acciones perjudiciales como instalar malware.
De acuerdo con datos de la Policía Cibernética de la Secretaría de Seguridad del Estado de México en el año 2023 se registraron un total de 872 reportes de phishing, mientras que en 2024 de enero a la fecha se cuenta con un registro de mil 73 incidentes.
Los incidentes cibernéticos, que con frecuencia evolucionan en delitos, se han vuelto más complejos y sofisticados. Los delincuentes digitales aprovechan las vulnerabilidades tecnológicas y el desconocimiento de sus víctimas para lograr sus objetivos. Estas prácticas subrayan la necesidad urgente de estrategias preventivas, donde el conocimiento se convierte en la herramienta más poderosa para contrarrestar estos ataques.