La Unidad Especializada en Crimen Organizado y Drogas del Ministerio Público presentó el informe Crimen Organizado en Chile como un insumo con el fin de aportar a la batalla contra la delincuencia y así detectar situaciones en desarrollo que podrían convertirse en amenazas emergentes.
En el marco de un nuevo informe que detalla los matices de la delincuencia presente en el país, la Fiscalía Nacional caracterizó al crimen organizado en una radiografía para enfrentar la problemática a nivel institucional con el respaldo de datos fidedignos.
Con el propósito de retratar una realidad que ocupa un lugar central en la agenda pública, el Ministerio Público trabajó en un marco amplio que puede ayudar a entender un fenómeno dinámico y complejo, particularmente en el caso de aquellas orgánicas que se instalaron en todo el territorio nacional.
El estudio considera cuatro tendencias que se dan en el contexto del arribo de organizaciones criminales extranjeras y otras multipropósito, el incremento del consumo de drogas sintéticas y el auge de la crisis migratoria, cuestiones que son planteadas como evidencia ante situaciones en desarrollo.
De acuerdo con el documento, estas amenazas son la preeminencia del tráfico de drogas, el alza de los delitos violentos en virtud del arribo del crimen organizado, la innovación en las estrategias criminales y la diversificación de los mercados ilícitos ligados a las actividades de las bandas delictuales.
Tráfico de drogas y crimen organizado
«El mercado del tráfico ilícito de drogas es sin duda el eje central del crimen organizado en Chile, actuando como el principal motor que impulsa otros delitos llamados conexos, porque se vinculan directa o indirectamente con este como el lavado de activos, los homicidios y los delitos de la Ley de Armas«, consigna la radiografía.
Durante el período entre el 2015 y el 2023 «se aprecia un incremento sostenido del tráfico ilícito en pequeñas cantidades (microtráfico) en áreas urbanas con alta densidad poblacional y una tendencia hacia la expansión en regiones menos pobladas«.
«El crecimiento del tráfico de drogas sintéticas, en particular el MDMA (éxtasis) y la ketamina, es notorio. Estas drogas estarían capturando el mercado recreacional, principalmente un rango etario juvenil y de un contexto socioeconómico medio-alto«, se lee en el documento.
Además, «se evidencia un riesgo de ingreso del fentanilo, que ha causado crisis de salud pública en otros países. Si bien las incautaciones hasta este momento han sido principalmente de origen farmacéutico y hospitalario, lo preocupante es que ello pueda ser un indicador de un intento por generar una demanda de esta sustancia».
«Se constata además un notable crecimiento en el cultivo de marihuana en suelo nacional, que puede explicarse por las restricciones fronterizas existentes durante la pandemia», agrega el escrito.
Conflictos territoriales y aumento de homicidios
En el caso de la llegada de organizaciones provenientes de otras naciones y su conexión con el alza de los delitos violentos, el informe plantea que el aumento significativo en los homicidios «estaría vinculado con disputas territoriales» y que ha incidido «el uso creciente de armas de fuego asociadas a conflictos relacionados con el tráfico de drogas y el control territorial».
«Las organizaciones criminales han innovado sus métodos delictivos. Se evidencia un empleo mayor de diversas tecnologías, entre las que destaca el uso masivo de redes sociales para la distribución de drogas, incluyendo esquemas de reparto a domicilio», complementa el trabajo de Fiscalía.
Asimismo, se argumenta que «han sofisticado e incrementado sus estrategias para la ocultación de fondos ilícitos, recurriendo con mayor frecuencia al uso de empresas de fachada y uso de cripto activos».
Mercados delictuales
Otra dimensión que aborda la investigación tiene que ver con los nuevos mercados delictuales que pueden ser explotados por antisociales, ya que «se aprecian tendencias relevantes que permiten sostener que las organizaciones criminales han diversificado sus actividades ilícitas» más allá del tráfico de drogas.
«El segundo mercado en preponderancia es el mercado asociado a los delitos contra la propiedad y la reventa de los bienes robados (automóviles, madera, cobre). A partir del 2018 se aprecia un aumento estable de la preponderancia del mercado delictual de las armas», detalla.
Según los resultados, «emergen nuevos mercados de tipo predatorios, que son aprovechados por las organizaciones criminales: la extorsión y otro mercado delictual ya existente pero de menor significancia, el de los secuestros extorsivos; ambos casos concentrados en las zonas urbanas«.
«Mercados como el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas se han expandido, particularmente en el norte del país, en respuesta a los flujos migratorios masivos que experimentó el continente», señalan desde la Unidad Especializada en Crimen Organizado.
Estos esfuerzos tienen como objetivo consolidar el sentido de urgencia respecto del fenómeno para combatirlo en base a información sólida y enfoques rigurosos, con el fin de desarticular las finanzas de estos grupos pero fundamentalmente para reinsertar esos recursos en un uso que beneficie a la sociedad.