El Tribunal Constitucional de Rumanía anuló este viernes las elecciones presidenciales, que en su primera vuelta ganó el ultraderechista Calin Georgescu, tras conocerse cinco informes de inteligencia que revelaron que el país balcánico fue objetivo de una «agresiva acción híbrida rusa».
En uno de los informes, el Servicio Rumano de Inteligencia (SRI) indica que Georgescu, vencedor inesperado en la primera vuelta con casi el 23 %, estuvo respaldado por una estrategia de injerencia con un «modo de operar de un actor estatal», al que no nombra.
Este viernes, el primer ministro socialdemócrata, Marcel Ciolacu, consideró «justa» la decisión del tribunal porque el resultado «fue descaradamente distorsionado como consecuencia de la intervención de Rusia».
El SRI reveló que una red de unas 25.000 cuentas de TikTok fue activada dos semanas antes de la primera vuelta presidencial del 24 de noviembre pasado.
Muchas de estas cuentas habían sido creadas ya en 2016, aunque su actividad fue mínima hasta el pasado noviembre, cuando se movilizaron para promover a Georgescu. Además, Telegram jugó un papel clave en la coordinación de mensajes a través de grupos creados desde 2022.
Un canal específico centralizó las instrucciones de usuarios para distribuir contenidos a favor de Georgescu en TikTok, Facebook y YouTube.
El mismo informe detalla que la «agresiva promoción» de Georgescu recibió financiación externa no declarada de más de un millón de euros. Georgescu asegura que no gastó ni un euro en su campaña, lo que expertos en redes sociales aseguran es imposible.
TikTok reconoció pagos de 381.000 dólares durante un mes, realizados a través de la plataforma FameUP para ‘influencers’. Estos pagos incluían ofertas de hasta 1.000 euros por video compartido, según el SRI.
Detrás de esos pagos participó una cuenta de TikTok llamada «bogpr», utilizada por un ciudadano rumano vinculado a empresas informáticas y de criptomonedas.
El impacto de esta campaña fue notable, especialmente entre los votantes jóvenes, y permitió que la popularidad de Georgescu aumentara artificialmente del 1% antes del inicio de la carrera electoral al 23%.
También se crearon cuentas falsas que simulaban representar instituciones del Estado rumano, como la «Brigada Antiterrorista» (BAT), con miles de seguidores y publicaciones favorables a Georgescu. Esto generó la impresión errónea de que dichas instituciones respaldaban al candidato.
El informe también señala que las publicaciones de Georgescu no fueron etiquetadas como contenido electoral, lo que facilitó su difusión. En contraste, las publicaciones de otros candidatos, que sí estaban etiquetadas, tuvieron una visibilidad mucho más limitada.
El SRI subraya que las técnicas empleadas fueron deliberadamente diseñadas para eludir las políticas de seguridad de TikTok y evitar la detección de patrones típicos de las redes de ‘bots’.
En otro informe del SRI se destaca que se produjeron más de 85.000 ciberataques, atribuidos a Rusia, que afectaron los sistemas electorales de Rumanía antes y durante las elecciones, aunque no comprometieron la integridad del proceso.
Estos ataques formaban parte de una estrategia más amplia que buscaba «dividir a la sociedad» y «amplificar narrativas antioccidentales»
El Servicio de Inteligencia Rumano vinculó esta operación a Rusia al detectar que datos de acceso a sitios web oficiales de las elecciones rumanas se publicaron en plataformas rusas.
En un tercer documento de la inteligencia rumana, más analítico, se indica que Rumanía es un objetivo prioritario para Rusia y se analizan diversas estrategias de Moscú para intervenir, como el «apoyo a candidatos euroescépticos», «socavar la confianza en las instituciones» y «erosionar el apoyo a Ucrania».
Rusia habría realizado análisis sociológicos sobre las debilidades específicas de cada Estado en el que pretende intervenir para adaptar su estrategia y considera que «Rumanía es un objetivo de acciones híbridas agresivas por parte de Rusia, incluidos ciberataques, filtraciones y sabotajes».
El objetivo es dividir a la sociedad de Rumanía, considerado un país «enemigo» por su pertenencia a la OTAN y por su papel en Moldavia -una antigua república soviética de lengua mayoritaria rumana-, y su apoyo a Ucrania.
Para ese fin, se busca aumentar tensiones internas, generar desconfianza y manipular la agenda pública, concluyen los servicios de inteligencia rumanos.