uien fue lugarteniente del clan de los hermanos Beltrán Leyva testificó este lunes en una corte federal de Brooklyn, en el inicio del proceso penal contra el exsecretario de Seguridad Pública de México.
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Sergio Villarreal Barragán, un narco mexicano que habría participado en unos 90 asesinatos en México, es el primer testigo estrella en el juicio de Genaro García Luna, el exfuncionario mexicano acusado de haber trabajado para el Cartel de Sinaloa.
Alias ‘El Grande’ fue lugarteniente del clan de los hermanos Beltrán Leyva de 2006 a 2010, dedicándose al tráfico de drogas, específicamente de cocaína, y al manejo de las finanzas del cartel. El gobierno alega que por sus actividades criminales obtuvo al menos 100 millones de dólares.
Con las declaraciones de este sanguinario narcotraficante, los fiscales neoyorquinos intentan sentar las bases para demostrar ante el jurado que García Luna protegía al Cartel de Sinaloa y a la organización delictiva de los Beltrán Leyva, a cambio de sobornos millonarios que le entregaban en maletines.
En una de sus primeras revelaciones en la corte de Brooklyn, ‘El Grande’ dijo que cuando se unió a la organización de los Beltrán Leyva alrededor de 2001, García Luna, quien entonces era el director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), «ya le pagaban y lo hicimos que Arturo Beltrán murió», de acuerdo con distintos medios de comunicación.
El capo se refería a la muerte del otrora jefe del clan, Arturo Beltrán, quien fue abatido en un operativo de la Marina mexicana en Cuernavaca, Morelos, en 2009.
De acuerdo con el testigo, García Luna, entonces secretario de Seguridad Pública de México, «nos daba información de operaciones en contra de la organización. Nos facilitaba poner y quitar comandantes en distintas plazas de México y compartía además información para pegarle a rivales».
Según su relato, los sobornos no siempre fueron monetarios, pues en una ocasión Arturo Beltrán le regaló una motocicleta Harley Davidson edición especial.
Otra fuente de ingreso ilícito del llamado “Súper Policía” eran los robos de cargamentos de cocaína a los rivales del cartel. El trato era que García Luna se quedaría con la mitad del valor de la droga, afirmó.
En una ocasión, tras la intercepción de dos toneladas del narcótico que eran del Cartel del Golfo y de La Familia Michoacana, este y quien era su mano derecha, Luis Cárdenas Palomino, quien actualmente está detenido en una prisión mexicana por cargos relacionados, llegaron a la casa de seguridad donde almacenaron la mercancía, contó Villarreal Barragán.
El Grande’ también dijo en la corte que él y otros miembros del Cartel de Sinaloa recibieron credenciales falsas de la AFI, y que tenían uniformes falsos y camionetas blindadas que parecían vehículos de dicha agencia policial.
Un narco ‘protegido’ al que le avisaban sobre operativos policiales
La carrera criminal de Villarreal Barragán comenzó en Torreón, en el estado fronterizo de Coahuila, donde se dedicaba al robo de autos. Más tarde fue elemento de la Policía Judicial Estatal de Tamaulipas y en un momento portó una placa falsa de la Policía Federal. Su apodo es porque mide más de 6.5 pies (2 metros). También le dicen ‘King Kong’.
Este capo se relacionó primero con el Cartel de Juárez y, según contó en la corte este lunes, fue reclutado directamente por su jefe Amado Carrillo Fuentes, mejor conocido como ‘El Señor de los Cielos’. Sucedió mientras participaba en un punto de revisión en una carretera de Chihuahua.
“Unas camionetas llegaron un día al retén y se bajaron personas armadas que vestían uniformes como los nuestros. Era Amado Carrillo… Nos apuntaron con sus armas y luego Amado se presentó y dijo: ‘O te alineas con nosotros o te largas de aquí».
Luego, debido a conflictos con el Cartel del Golfo, se unió a la facción del Cartel de Sinaloa que encabezaban Arturo y Alfredo Beltrán Leyva.
En esa época, los jefes de la organización aportaban para entregar sobornos millonarios a García Luna, algo que a su parecer ayudó a robustecer la presencia del cartel en territorio mexicano. «Fue la mejor inversión que hicieron con su dinero. No tuvimos absolutamente ningún problema», dijo en la corte.
«Los pagos aumentaban a medida que crecía el cartel, porque el volumen de drogas y el crecimiento era mayor», dijo el capo, quien aseguró que Arturo Beltrán se reunió con García Luna una vez al mes, entre 2004 y 2006, para entregarle dinero.
Él, dijo, estuvo presente en un encuentro que se realizó en una casa de seguridad en la Ciudad de México, en el que el entonces líder del clan le entregó al exjefe policiaco 1.5 millones de dólares en billetes de 100 dólares.
El conflicto que los hermanos Beltrán Leyva tuvieron con su primo, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, los llevó a crear una célula criminal independiente.
En medio de esa guerra, Villarreal Barragán alcanzó uno de los rangos más altos en dicho clan.
Pero los fuertes lazos del Cartel de Sinaloa y el gobierno, al tener en el bolsillo (según los fiscales neoyorquinos) a García Luna, pusieron a Villarreal Barragán contra las cuerdas. Se refugió en Morelos y Puebla, donde fue detenido el 12 de septiembre de 2010. Dos años después lo extraditaron a Estados Unidos.
Cuando estaba tras las rejas en México, Villarreal Barragán cooperó con las autoridades, a quienes reveló cómo traficaba cocaína, quiénes trabajaban para el cartel y hasta cómo asesinaba a quienes creía lo habían traicionado, de acuerdo con la revista Proceso .
Relató, por ejemplo, que por órdenes de Arturo Beltrán torturó y asesinó a Mario Pineda Villa, alias ‘El MP’. En el expediente judicial, citado por el mismo medio, ‘El Grande’ narró el crimen.
“Descargué una ráfaga de ‘cuerno de chivo’ (un rifle AK-47) en contra de él estando amarrado… Arturo (Beltrán) me ordenó que ejecutara a todos los que tenían relación con ‘El MP’ o sencillamente quien fuera su amigo, aunque no tuviera que ver con el negocio de las drogas. Así se procedió en esos días, levantando (secuestrando) más o menos a 90 personas, mismas que eran golpeadas y ejecutadas”.
También señaló a varios mandos militares que supuestamente estaban en la nómina de los Beltrán Leyva, recibiendo grandes sumas de dinero a cambio de brindarles protección.
Uno de los colaboradores de este traficante reveló a la Procuraduría General de la República (PGR) que ‘El Grande’ era protegido por la Policía Federal, la cual le avisaba antes de los operativos enfocados en su grupo. Los sobornos, contó, los negociaba con fiscales corruptos en bares y restaurantes de lujo.