El negocio era difícil de explicar, pero fácil de enseñar. Dos hombres que eran pareja fueron detenidos como acusados de captar “mulas narco” para transportar cocaína a distintos países del mundo. Uno de los sospechosos cayó en el aeropuerto internacional de Ezeiza con 37 mil dólares y pocos gramos de cocaína encima. El otro fue capturado en su casa en la localidad bonaerense de Rafael Castillo.
Antilavadodedinero / Infobae
Los arrestos fueron ordenados por el Juzgado Federal N°2 de Morón, a cargo del juez Jorge Rodríguez y el secretario Ignacio Calvi, quien lideró la investigación junto a la PROCUNAR -el área de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico con el fiscal federal Diego Iglesias- para llevar a sus caídas. Los hombres, identificados como Néstor Fabián Toledo y Pedro Daniel Correa, están imputados por los delitos de liderar y organizar una banda narco, contrabando y amenazas. Tras sus arrestos, ambos se negaron a declarar.
La investigación comenzó a principios del 2020, antes de que comenzara la pandemia del coronavirus, con un llamado anónimo. La voz denunciaba que el 8 de febrero de ese año, un joven, identificado como J.E.B, había sido detenido tras pasar un puesto de control en el Aeropuerto Internacional Suvarnabhumi, de la ciudad de Bangkok, Tailandia. El hombre cargaba dos kilos y ochocientos gramos de cocaína, escondidos en un doble fondo de su equipaje. Los policías tailandeses lo descubrieron y fue enviado a un calabozo por tráfico de drogas.
La voz del otro lado del teléfono, siguió con su relato y denunció que, en realidad, a J.E.B lo habían embaucado. Había caída en una trampa y se habían aprovechado de su necesidad económica para usarlo como mula. La voz siguió. Dijo que quienes lo habían enviado con la droga, ahora amenazaban de muerte a la familia de J.E.B, ya que no sabían que estaba encerrado en un calabozo tailandés y pensaban que se había escapado con la cocaína. Antes de finalizar la comunicación, la voz marcó a dos sospechosos: Toledo y Correa, dijo y cortó.
De esta manera, el caso cayó en el Juzgado del juez Rodríguez y el secretario Calvi, quienes comenzaron a reconstruir el cínico entramado de captación y venta de drogas, presuntamente liderado por los sospechosos.
Pocos meses después de la denuncia anónima, comenzaron las cuarentenas a nivel mundial por el coronavirus. Por eso, según explicaron fuentes del caso a Infobae, la causa quedó frizada durante más de año. Es que los sospechosos no realizaron movimientos. El virus del Covid-19 había frenado el supuesto negocio ilegal que controlaban. Pero todo, de a poco, volvió a la normalidad, y ellos también.
La rueda comenzó de vuelta a girar y los detectives que estaban tras ellos empezaron a ver que la pareja de sospechosos había vuelto. Parte de la investigación ya estaba realizada, ya que contaban con escuchas telefónicas. Así, los investigadores habían descubierto que Toledo, bajo un perfil falso en la red social Facebook, alias Alan Jordan, se contactó con J.E.B. Una vez que el joven fue tentado con una importante suma dinero para ingresar a la organización, Toledo, ahora con la falsa identidad de “Javier”, coordinó la movida de la droga, le dio un ticket de avión a Brasil y comenzó la operación.
Gendarmes allanando el domicilio de Correa en Rafael Castillo
Según reconstruyeron los detectives, J.E.B salió el 29 de enero de 2020 del Aeropuerto Internacional de Ezeiza con destino a Brasil. Después, se subió a otro avión en dirección a la ciudad de Cartagena, Colombia. Luego regresó a Brasil y finalmente el 8 de febrero llegó a Bangkok a bordo del vuelo EK 384 de la compañía Emirates, donde terminó detenido con los dos kilos de cocaína en su maleta.
Los investigadores se contactaron con la familia de J.E.B para comprender un poco mejor la trama, y así llegaron a los mensajes de amenazas que supuestamente había enviado Toledo a la pareja de J.E.B. antes de que supieran que había sido detenido en Bangkok.
“Yo hasta acá llegué, ya me desligo de la situación. Pero mis jefes saben que tu marido llegó. Y que no se está presentando. Él solo tenía que verme a mí y yo le pagaba. Pero ahora está realmente complicado. Y mis jefes tienen tu dirección y fotos. Van detrás de vos y tus hijas. Yo solo te aviso. Más vale que aparezca”. Ese era el mensaje con el que la organización criminal apretaba a la esposa de J.E.B.
Néstor Fabián Toledo
Con todas las pruebas, los investigadores enviaron un oficio a la ADUANA/AFIP en el aeropuerto de Ezeiza en modo de alerta sobre Toledo. El papel indicaba que cuando el sospechoso sea identificado, dieran aviso a las autoridades judiciales. Y así fue, Toledo cayó el 7 de agosto pasado, cuando regresaba al país con 37.213 dólares y 2 gramos de cocaína encima. Por la droga con la que viajaba, la causa quedó a cargo de un Juzgado Federal de Lomas de Zamora. Sin embargo, Calvi dio aviso que lo seguía por otra investigación y llamó a declarar a Toledo como imputado por los 2 kilos que había intentado ingresar a Bangkok con J.E.B como mula. También fue indagado por las amenazas a la familia. Toledo se negó a hablar.
Tras su arresto, los investigadores fueron tras su pareja y cómplice en la trama delictiva. Así, la Gendarmería allanó su domicilio en la localidad de Rafael Castillo, en La Matanza. Ahí, detuvieron a Correa y secuestraron 62.880 pesos argentinos, 3.480 baths tailandeses, balanzas de precisión, dispositivos de almacenamiento, un revólver, 73 tarjetas de crédito, celulares y documentación de interés para la causa.
Correa, del mismo modo, se negó a declarar tras su detención. Ambos quedaron imputados por el delito de narcotráfico como líderes y organizadores de la banda. J.E.B, por su parte, continúa detenido en una celda en Bongkok. Ahora, los detectives del caso continuarán con la investigación porque sospechan que existen más miembros en la organización.