Mientras las autoridades policiales de nuestro país están preocupadas por el ascenso meteórico de este grupo criminal, que se ideó en una cárcel de Venezuela, sus sanguinarios integrantes no para en su afán de copar todos los negocios ilícitos, principalmente en Lima.
El temido y sanguinario Tren de Aragua dejó de ser hace bastante tiempo solo un disperso grupo criminal que tenía un rezago de sus integrantes en algunos países de Sudamérica por culpa de la migración. La verdad es que esta temida banda, que se fundó en Venezuela durante el año 2014, llegó al Perú y otros territorios de la región para quedarse por mucho tiempo.
El éxito y ascenso meteórico de esta organización del crimen en nuestro país y en otras naciones comoChile, Colombia, Ecuador y Bolivia se debe en buena cuenta a que maneja un ámplio abanico de delitos por cometer, con tal de amasar la mayor cantidad de dinero sucio.
La presencia del Tren de Aragua está en el narcotráfico, sicariatos, extorsiones, secuestros, robos, asaltos, estafas, lavado de dinero, trata de personas, proxenetismo, venta ilegal de armas, tráfico de migrantes, minería ilegal del oro y en muchos otros delitos más.
El Tren de Aragua viene expandiendo su influencia en Sudamérica, a pesar de no igualar el poder militar de los carteles mexicanos o colombianos.
“Buscan oportunidades de negocios criminales que les puedan generar rentas y eso les ha permitido hacer alianzas porque son muy buenos negociadores. Han logrado establecer unas prácticas delictivas que no existían en la región”, dijo Ronna Rísquez, periodista e investigadora venezolana, a la BBC Mundo.
A pesar de no contar con el nivel de poder militar de los carteles mexicanos o grupos colombianos, el Tren de Aragua ha conseguido establecer una presencia y control significativo en diferentes partes del Perú.
Esto último ha tenido un alto costo: enfrentarse en armas, cada vez que lo han requerido, contra temidas bandas peruanas que tenían la batuta de varios negocios ilícitos en Lima y provincias. La guerra desatada por este grupo extranjero en nuestro suelo ha tenido como resultado la “desaparición” de varias mafias nacionales, de acuerdo a información policial.
Los integrantes activos del Tren de Aragua no tienen reparos en mostrarse a través de las redes sociales con todo su podería armamentista.
Sin embargo, la derrota sufrida por las bandas peruanas no sería el fin de la guerra. Fuentes policiales revelaron que varias han aceptado que es “solo una batalla perdida” y ya trabajan para reorganizarse y darles un duro golpe a sus pares venezolanos. En tanto, otros compatriotas han decido “alinearse” y “trabajar” en conjunto con el grupo extranjero.
Sus negocios y sus jugosas ganancias
Uno de los negocios que más jugosas ganancias le viene dando al Tren de Aragua ha sido la explotación sexual y trata de mujeres y menores edad que posteriormente terminan prostituyéndose en una esquina de algún distrito periférico de la capital. Estas llamadas ‘mafias del sexo’ cobran cientos de soles semanales a las meretrices para dejarlas trabajar tranquilas.
Este grupo criminal también tiene puesto sus tentáculos en el negocio ilícito de la extorsión a empresarios peruanos de toda talla. Desde los pequeños que poseen una bodega, panadería o botica hasta los que tienen una cadena de restaurantes en un exclusivo distrito de Lima.
Las autoridades policiales peruanas tienen claro que los integrantes del Tren de Aragua son delincuentes completamente sanguinarios que quitan de su paso todo aquel que se le atraviese.
La foto del momento es que el Tren de Aragua posee hegemonía en varias partes del Perú. Aunque esto es mayoritariamente en la capital, en diversas localidades del interior del país como Trujillo, Barranca, Huacho y otras también tiene operaciones importantes. Parece ser la habilidad de este grupo criminal de hacer de las suyas en teritorio ajeno.
¿Cómo surgió el Tren de Aragua?
Según la periodista Rísquez, quien ha escrito un libro sobre este grupo, tres internos del penal Tocorón de Venezuela, que compartieron pabellón entre 2007 y 2013, fundaron al tan temido Tren de Aragua en 2014.
En ese mismo año, en ese país, se instauró el periodo llamado “el pranato”, una forma -como lo define la autora- “una forma de gobernanza criminal en la que los presos ejercen control sobre un territorio (la prisión) y una comunidad (la población penal), con la anuencia o la complicidad del Estado”.
El Tren de Aragua tiene un estructura criminal particular. Se maneja en el Perú y otros países por cabecillas o líderes, también llamados ‘jefes’, quienes son los que guían por el sendero del delito a los demás integrantes de la banda.
En el Perú, uno de los cabecillas con mayor peso dentro de la organización venezolana es Héctor Prieto Materano, de 36 años, alias ‘Mamut’, quien se encuentra recluido en el penal de máxima seguridad de Challapalca, en Tacna.
Aunque estar privados de su libertad para estos delincuentes venezolanos no es impedimento para seguir liderando los negocios ilícitos. Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias ‘Niño Guerrero’, considerado el ‘número 1′ del Tren de Aragua, es el más claro ejemplo de eso. Pese a estar recluido en Tocorón, según información policial peruana y de otros países, continúa comandando al grupo.