Desde que se desató la “guerra contra el narco”, los niños y adolescentes en México se vinculan con el crimen organizado cada día más rápido.
El 90% de las personas recluidas en cárceles mexicanas estuvieron relacionadas con algún delito antes de cumplir 6 años; aunado a esto, el crimen organizado recluta a niños y adolescentes cada día más jóvenes y con mayor regularidad desde que se desató la llamada “guerra contra el narco”. Es en esta realidad donde se desarrollan las infancias en México.
Además de tener la presencia de los generadores de violencia en su vida desde una edad muy temprana, existen otros fenómenos con los que los niños y adolescentes deben de interactuar de manera diaria: desaparición, extorsión, homicidios y precariedad, y son estos algunos de los factores por los que se el crimen organizado engrosa sus filas.
De acuerdo con la asociación civil Reinserta, los criminales, en promedio, reclutan a menores de entre 12 y 15 años para que formen parte de sus múltiples organizaciones (narcotráfico, extorsionadores, secuestradores, etc.) Además, el prevenir de una familia criminógena resulta un factor determinante en la afiliación a grupos de criminales o en conductas delictivas.
Sin embargo, además de existir factores sociales, existen los psicológicos y culturales, los cuales también inciden en el niño y adolescente para incurrir en conductas antisociales, éstas, pueden iniciar con actividades menores como el halconeo y, poco a poco, subir hasta el sicariato.
Conforme a la información recabada por esta AC, los criminales prefieren reclutar perfiles específicos de niños y adolescentes, pues resultan más útiles para sus actividades. Al respecto, destacan que los jóvenes con baja autoestima, inmaduros, solitarios y con un bajo control de impulsos son los ideales.
Esto también fue delimitado por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH): “La exposición constante a situaciones de violencia durante la niñez y la adolescencia está relacionada con el surgimiento temprano de problemas psicológicos como depresión, ansiedad, trastornos por estrés, desórdenes psiquiátricos, entre otros, y la presencia de sentimientos de alienación y sentido de exclusión”.
Asimismo, cabe recordar que es en esta etapa de la vida cuando el menor inicia su desarrollo psicoemocional y hormonal, por lo que la identidad, el reconocimiento y la socialización se vuelven necesidades por satisfacer para el individuo, las cuales pueden ser explotadas por los grupos criminales.
Por su cuenta, el factor cultural legitima las conductas delictivas. Si se tiene socializados los discursos de violencia a través de las industrias culturales, el individuo genera resistencia a la violencia y, al momento de reproducirla, se legitima ante la cultura que lo rodea; es decir, se incorpora al mundo que le fue puesto enfrente.
Ante la exposición de este aliciente de la sociedad, Publimetro contactó a Dulce Fuentes Leal, directora de incidencia y política pública de Reinserta, quien abundó sobre este fenómeno y planteó sus preocupaciones al respecto.
En primer lugar, expresó que lo que se tiene que hacer como sociedad es repensar el contexto para posicionarse de manera responsable contra este fenómeno, también buscar que el Estado promueva vínculos con los sectores más desfavorecidos y hacer una vigilancia eficiente de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), pues es a través de éstas como se hace mucho del reclutamiento.
Otros factores que inciden son la falta de políticas públicas por parte del gobierno y falta de visibilizar de los sectores productivos y esto, de acuerdo a lo observable es por la edad de los niños, pues pareciera que si no se tiene la capacidad de votar, dicha persona no es sujeto de derecho; asimismo, como no se les puede considerar elementos en su etapa económicamente productiva, los niños y adolescentes son relegados de la óptica pública.
Finalmente, cabe recordar que uno de los pocos políticos que atrajo este tipo de agenda a la discusión pública fue Pedro César Carrizales Becerra, El Mijis, quien quería que las fiscalías locales y la de la república emprendieran protocolos en razón de la niñez cada que se investigue el asesinato de un menor.
El ex promotor de la Cuarta Transformación (4T) los llamaba jubenicidios; sin embargo, el cuerpo sin vide de El Mijis fue localizado en marzo del año pasado y se resume que fue asesinado. Al respecto, se destaca que su discusión en materia de niñez no generó eco en los lugares de poder y de toma de desiciones.