Aunque hace unos meses se levantó una Alerta Temprana por la aparición de este opioide en estado sólido por primera vez en Chile, diferentes expertos apuntan a la falta de protocolos en el país para enfrentar a pacientes con sobredosis e identificar la droga en mezcla con otras.
En países como Estados Unidos el consumo de este potente analgésico ha generado miles de muertos, siendo calificado como una epidemia. Mientras tanto, en las redes sociales circulan impactantes imágenes de localidades con gran población de adictos.
Una sustancia de color verde llamó la atención de las policías chilenas durante un decomiso de drogas en noviembre pasado. De inmediato fue enviada para su análisis a dependencias del Instituto de Salud Pública (ISP). Tras la revisión de los especialistas se determinó que el polvo contenía una serie de elementos como cafeína, morfina, heroína, etizolam, xilacina y fenilpropanolamina, pero particularmente uno de sus componentes llamó la atención de los especialistas: el fentanilo.
Era la primera vez que se detectaba en territorio nacional este opioide de origen sintético en estado sólido fuera de los centros de salud. Ahí se administra como inyectable o parches transdérmicos a pacientes con dolores intensos, especialmente después de una operación quirúrgica. Por eso, la preocupación fue instantánea y de manera urgente se informó de la situación a las autoridades. A fines de febrero de este año se activó el Sistema de Alerta Temprana (SAT) de Drogas de Chile.
“El 24 de febrero el SAT recibió una alerta desde la Mesa Nacional de Nuevas Sustancias Psicoactivas (MNNSP) notificando la detección de una sustancia psicoactiva, información a ser difundida en el marco de las funciones del SAT de Drogas en Chile.
De acuerdo al informe, a finales del año 2022, la MNNSP recibió información desde la Unidad Especializada de Drogas de la Fiscalía Nacional y desde la Sección de Análisis de Ilícitos del Instituto de Salud Pública (ISP) respecto de la incautación de fentanilo en el país”, señaló el informe, que fue difundido a distintas organizaciones, como, por ejemplo, las municipalidades.
La inquietud es justificada. Según explica el propio ISP a La Tercera, el fentanilo es un potente opioide que actúa en el sistema nervioso central con una potente acción analgésica. Es 75 a 125 veces más potente que la morfina y 40 veces más que la heroína, de rápida y corta duración.
En países como Estados Unidos la situación es extrema: más de 100 mil personas están muriendo al año intoxicadas con esta droga, y hay ciudades, como Filadelfia, donde se pueden observar verdaderas “poblaciones” de adictos a este opioide.
La también llamada “droga zombie” -denominada así por sus efectos visibles en quienes la consumen- ha generado una avalancha de videos y reacciones en redes sociales, como TikTok e Instagram, en los últimos meses. Más allá de su viralización, el tema es hoy una amenaza real para la seguridad y salud pública en distintos países. En Chile, cada vez hay más preocupación de las autoridades al respecto.
El impacto en la cultura pop
Cuando se habla de la crisis que está generando el fentanilo a nivel mundial es difícil dejar de mencionar las numerosas muertes de artistas asociadas a su consumo.
Quizá el caso más emblemático es el de Prince. El artista fue encontrado muerto el 21 de abril de 2016, a los 57 años, por una sobredosis “extremadamente alta” de fentanilo en su estómago e hígado. El músico habría comenzado su historia de adicción en 2010, luego de una cirugía de cadera. A pesar de no tener recetas, luego de su muerte se encontraron 49 pastillas que tenían como componente la droga.
Otra de las muertes que remecieron al mundo de la música, asociadas al fentanilo, fue la del rapero Mac Miller. El 7 de septiembre de 2018, el artista fue encontrado inconsciente por su asistente personal, quien llamó a emergencias, siendo declarado muerto en el lugar. El examen toxicológico reveló presencia de cocaína, fentanilo y alcohol en su sangre.
El 24 de julio 2018 la cantante y actriz Demi Lovato terminó hospitalizada por casi un mes luego de abusar de la sustancia. Si bien sobrevivió a la sobredosis, debió ser reanimada, tras el consumo de fentanilo mezclado con heroína. De acuerdo a los médicos, a ella no le quedaban más de 10 minutos de vida. Durante el episodio sufrió tres derrames cerebrales y un infarto. Dentro de las consecuencias están la pérdida de gran parte de su visión, lo que terminó afectando su capacidad de conducir y leer.
A pesar de lo ocurrido con todas estas figuras musicales, hoy en día se pueden encontrar en distintas plataformas una serie de canciones que le hacen apología a esta droga.
Por otro lado, youtubers y tiktokers han generado contenido dando cuenta de la crisis generada por el fentanilo, contando sus propias experiencias. Varias de estas figuras incluso han viajado a Estados Unidos y visitado las zonas donde se encuentran los adictos a esta droga.
Por ejemplo, el youtuber español Plex tiene más de dos millones de visitas en su video titulado “La Ciudad Devastada por la Droga Zombie”, y Blass Armi, más de siete millones de visualizaciones con su vlog “Así es la Ciudad Zombie de Estados Unidos (Kensington)”.
Los pasos para su llegada a Chile
Ya desde el año 2016 se empezó a tener registro de la presencia de pequeñas cantidades de fentanilo en las calles del país. Y si bien las autoridades recalcan que aún no se conocen casos de intoxicados y que los decomisos siguen siendo pequeños, nadie se atreve a descartar que la presencia de la droga se empiece a incrementar.
Son varios los episodios policiales relacionados al potente opioide.
Corría el 6 de agosto de 2018 y los medios de comunicación ya hablaban de una “nueva droga que llegaba a Chile”, refiriéndose al fentanilo. Ese día, el OS7 de Carabineros daba cuenta de la detención, en la comuna de Independencia, de un hombre de nacionalidad dominicana que se hacía llamar “Santiago” y que lideraba una banda -con integrantes de su mismo país, colombianos y chilenos- que traficaba una serie de drogas, entre ellas el fentanilo.
En ese entonces se incautaron 264 gramos del opioide, y el capitán Alejandro Molt, vocero del OS7 de Carabineros, dijo en esa oportunidad que “tras meses de investigación se logra desbaratar una organización criminal que operaba en la Región Metropolitana trayendo droga desde Arica a través de los pasos no habilitados para luego comercializarla”.
Eso sí, no fue hasta mayo de 2021 que el Sistema de Alerta Temprana (SAT) informó de la detección de “dos nuevas drogas”, la denominada “molécula de Dios” (esta droga sintética tiene una presentación en polvo blanco y se considera un alucinógeno estimulante, con trastornos como psicosis esquizofrénica) y el fentanilo. En un punto de prensa, en el que participaron distintas autoridades, como el entonces ministro del Interior Rodrigo Delgado y el otrora subsecretario de Interior Juan Francisco Galli, alertó que “las drogas sintéticas son una ruleta rusa, porque las personas que consumen no saben qué están ingiriendo y, por lo tanto, no saben los graves efectos que pueden tener”.
Pero los casos seguirían apareciendo.
Una técnica en enfermería de 27 años, quien trabajaba en un servicio de salud de la zona sur de la Región Metropolitana, y vendía jeringas con fentanilo a consumidores a través de WhatsApp, fue detenida por la PDI en septiembre de 2021. La policía determinó que llevaba cerca de un año comercializando la droga, vendiendo cada jeringa a 20 mil pesos.
Un mes después, el 8 de octubre de 2021, desde una caja fuerte al interior de la ex Posta Central fueron robadas 26 ampollas de fentanilo. Según explican hoy las autoridades, el “desvío” de esta sustancia, utilizada fundamentalmente de manera intrahospitalaria, es una de las principales fórmulas de que la droga llegue a las calles.
El último de los hitos fue la antes mencionada incautación de la droga en estado sólido, algo que hace más difícil su identificación. De hecho, algunos especialistas dicen que este opioide se puede estar mezclando en las calles chilenas con el denominado “tusi”, droga queen Chile es vendido como un polvo, de color rosa mayoritariamente, cuyo principal componente es la ketamina, un fuerte sedante, y que es mezclado con colorantes y otros elementos.
La preocupación de las autoridades chilenas
Según datos entregados por la Policía de Investigaciones, en 2021 se incautaron 19 mililitros de fentanilo (que corresponden a 15 unidades) y en 2022 esa cifra se incrementó hasta las 132 unidades. Hasta abril de este año se habían incautados 10 mililitros del opiode.
Si bien las cifras son muy bajas en comparación a otros países, la preocupación y el estado de alerta existen entre las autoridades debido a la gran potencia de la droga. Para el jefe de la sección análisis de ilícitos ISP, Boris Duffau, “los usos no médicos del fentanilo causan severos problemas de salud. La tolerancia y dependencia se desarrollan muy rápido y puede llegar a alcanzar niveles extremos.
El riesgo de tener una sobredosis, cuando se inyecta, es dos veces más alto que con heroína y ocho veces mayor que con otros opioides de prescripción, llegando incluso a causar la muerte como resultado de una depresión respiratoria”.
En relación a la persecución penal de esta droga, el jefe de la Unidad de Crimen Organizado de la Fiscalía Nacional, Ignacio Castillo, dice que “como Ministerio Público hemos hecho todas las alertas necesarias e informado a todas las fiscalías regionales para que estén en conocimiento respecto del fentanilo y, particularmente, del fentanilo sólido, en los casos que se pudieran dar”.
Según las autoridades, México es uno de los principales exportadores de fentanilo. Diferentes investigaciones policiales apuntan a que los hijos de ‘El Chapo’ Guzmán crearon un imperio con esta droga. Con su padre encarcelado, sus hijos, “los Chapitos”, construyeron una red de laboratorios clandestinos en todo Sinaloa y aumentaron el contrabando de precursores químicos desde China.
En ese sentido, Castillo agrega que “no tenemos ningún antecedente de una organización que esté importando la droga por el momento. Pero insisto, siempre hay que estar alerta, vigilante y estar informando permanentemente a las fiscalías regionales y fiscales para que en el caso de que se detecte se informe rápidamente y podamos tomar las medidas pertinentes del caso”.
La preocupación es tal en nuestro país, que las agencias de la aplicación de la ley de la embajada de Estados Unidos, que incluyen a la Administración de Control de Drogas (DEA) y a la Oficina Federal de Investigación (FBI), se reunieron este año con representantes de Carabineros y la PDI para prevenir la llegada de fentanilo y entregar elementos para detectarla, además de desarrollar planes para mitigar el narcotráfico.
Problemas de identificación y falta de protocolos
En 2022, el 0,6% de los 22.576 usuarios en tratamiento reportó como sustancia principal los opioides analgésicos (129), según datos de Senda, organización que aclara que no es posible desagregar esta categoría, ya que se agrupa el conjunto completo de opioides analgésicos.
Ese es precisamente el problema que visibilizan algunos expertos ligados al área de la salud. Jesús Morales, trabajador social especialista en temáticas de drogas y usos problemáticos de sustancias en la población infanto-adolescente, explica que “estamos mucho más cerca como país del fentanilo de lo que pensamos. Esto, porque existe hoy una incapacidad para poder determinar si esta sustancia está presente en los usuarios. Los test de drogas hoy no logran arrojar el fentanilo como tal, es casi imposible de detectar”.
Morales ejemplifica diciendo que “hoy, cuando un usuario llega con sobredosis, no se puede determinar qué tipos de sustancias le ocasionaron la sobredosis o la sintomatología que lo trae a la urgencia.
Los dispositivos tienen una carencia respecto de cómo poder recoger la opinión de los usuarios respecto de las sustancias que se están comercializando en el mercado negro y, por lo tanto, es muy complejo que los servicios de salud comunales, los Sapu, los Cesfam tengan hoy día la capacidad para poder levantar la alerta de estas sustancias”.
Una situación similar ocurrió con la llegada del tusi al país, recuerda Jesús Morales. Por eso, la adopción de protocolos y capacitaciones preventivas al personal de salud terminan siendo claves para hacer frente a la epidemia que tiene a Estados Unidos perdiendo cerca de cien mil vidas al año.