El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) es una organización intergubernamental que establece estándares globales para combatir el lavado de dinero, la financiación del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva.
Sus 40 Recomendaciones y las correspondientes Notas Interpretativas son la guía principal que los países, incluido México, deben seguir para implementar medidas eficaces en estos ámbitos.
El marco legal mexicano, en particular la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita (LFPIORPI), se ha adaptado para cumplir con estos estándares internacionales.
El impacto de las 40 Recomendaciones en México
Las 40 Recomendaciones establecen un marco integral que aborda diversas áreas como la transparencia, la cooperación internacional, la identificación de clientes, y la detección de operaciones sospechosas.
México ha integrado estas recomendaciones en su normativa, no solo en la LFPIORPI, sino también en regulaciones adicionales que cubren sectores como el financiero, inmobiliario y empresarial, los cuales están clasificados como Actividades Vulnerables.
Las medidas adoptadas buscan mejorar la eficacia en la identificación y reporte de operaciones con recursos de procedencia ilícita, y garantizar una mejor colaboración entre instituciones nacionales y extranjeras para detectar y combatir el lavado de dinero.
Implementación de las Notas Interpretativas en el sistema mexicano
Las Notas Interpretativas del GAFI complementan las 40 Recomendaciones y proporcionan directrices específicas sobre cómo deben interpretarse y aplicarse los principios establecidos.
En México, estas notas han sido clave para la definición de debida diligencia en instituciones financieras y no financieras, fortaleciendo los procesos de identificación de clientes y el monitoreo continuo de actividades. Además, refuerzan la cooperación entre autoridades financieras, el sector privado y organismos internacionales.
Gracias a la implementación de estas medidas, México ha avanzado en sus evaluaciones internacionales en materia de cumplimiento y ha fortalecido sus instituciones en la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Sin embargo, el reto continúa en la correcta ejecución y monitoreo de estas acciones a nivel local.