Según la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Coordinación de Ayuda Humanitaria (OCHA), en lo que va de marzo a la fecha, Estados Unidos ha expulsado de su territorio a no menos de 105 mil migrantes.
Antilavadodedinero / Diario
La inmensa mayoría es deportada a sus países a través de México, en donde enfrentan más riesgos que los de un viaje sin documentos: corrupción, impunidad y violencia en manos de autoridades y el crimen organizado.
Así, la OCHA alertó que migrantes y refugiados se encuentran cada vez más expuestos a la violencia de una política de seguridad que militarizó el país como presunta respuesta a la expansión del crimen organizado y que, en los hechos, sigue dejando tras de sí muertos y desaparecidos.
Entre los riesgos que enfrentan los migrantes y refugiados, señaló el organismo, se encuentran la trata, el secuestro y otros abusos.
El organismo detalló que la influencia del crimen organizado ha incrementado durante la pandemia, y con ello los peligros para los 50 mil refugiados registrados por la ACNUR y las más de 305 mil personas que conforman movimientos de desplazamiento interno en México, según da cuenta el Centro Internacional de Monitoreo de Desplazamientos.
A esta situación se suma la insuficiente atención a la crisis migratoria que, en los hechos, ha significado más bien una serie de medidas de contención afines a las políticas cada vez más restrictivas de Estados Unidos, en las que México ha jugado un papel de «primer muro» con la militarización de las fronteras con la Guardia Nacional. Una subordinación muy alejada de los discursos de «buena vecindad» de AMLO y de respeto a los derechos de los migrantes.
Una prueba de cómo ha sido la política migratoria de AML está en la información difundida por AP, en donde la agencia señala que su gobierno asignó en 2019 más de 4 millones de dólares del Fondo México para habilitar centros de detención migratoria y poder así trasladar a migrantes repatriados o solicitantes de asilo hacia el sur del país.
Esto a pesar de que los recursos del Fondo México estaban originalmente destinados a la «cooperación y desarrollo para Centroamérica» y no a financiar los chantajes migratorios de Trump.